11.

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El aire se sentía pesado y un profundo olor a piel quemada podía sentirse en el cuartel, pero aún así Evie Langer intentaba mantener la compostura mientras conectaba los tanques de gas a uno de los equipos de maniobras

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El aire se sentía pesado y un profundo olor a piel quemada podía sentirse en el cuartel, pero aún así Evie Langer intentaba mantener la compostura mientras conectaba los tanques de gas a uno de los equipos de maniobras. Sus manos no temblaban como pensó que harían, si no que estaba extremadamente tranquila pese a lo malo que ocurría a su alrededor.

El titan colosal había destrozado la enorme puerta del muro Rose y cientos de titanes habían entrado al territorio de los humanos. Eso les habían informado a los cadetes ántes de mandarlos a preparar el equipo que debían utilizar para acabar con esos seres que amenazaban con destruir la humanidad.

Todas las cosas pintaban mal para ellos, pero aún así Evie no dejó que su miedo la conquistara, si bien no era extremadamente fuerte como su padre o Mikasa sabía que no moriría sin darle pelea a esos horribles seres. Con ese pensamiento siguió con su trabajo, ayudando a algunos de sus compañeros que no podían siquiera moverse del miedo que tenían, les murmuró palabras de aliento y les explicaba como debían preparar el equipo pese al temblor en sus manos.

Ella no podía dejar de ser una líder innata ni aunque el mundo se estuviese cayendo a su alrededor. No importaba lo mucho que quisiera romper a llorar a la par de sus compañeros, mucho menos si tenía arcadas incontrolables o si sus manos amenazaban con temblar. Evie debía mantener su mentón en alto, fuerte y orgullosa de sus habilidades y de las de sus compañeros, sólo así sobreviviría.

—Tú puedes.-Le murmuró a Christa a la par que la menor le regalaba una pequeña sonrisa de agradecimiento por la ayuda que le había brindado con el tanque de gas.

Se levantó del suelo tras despedirse de la pequeña rubia, dispuesta a equiparse, pero de pronto sintió una mano tomar la suya.

Giró con una sonrisa pequeña en sus labios, pensando que era alguno de sus compañeros teniendo dudas gracias al miedo sobre cualquier cosa que ocurriese, pero la sonrisa se borró apenas vió quién era la persona que la había detenido. Su rostro se volvió completamente duro, intentando no transmitir ni un sentimiento a través de su mirada zafiro, no debía mostrarse débil en ese momento.

—Debemos hablar.-Pidió Reiner con una mirada distinta en sus ojos, una mirada llena de arrepentimiento y algo más que Evie no podía leer con facilidad.

El rubio no entendía porque había actuado así el día anterior, recordaba vagamente como había rechazado el beso que la mujer más bonita del mundo quería darle, pero no comprendía sus propias razones, después de todo le gustaba demasiado esa pequeña azabache de lunar bonito. Le echó la culpa al alcohol que había consumido y debía enfrentar sus errores por más estúpidos que fuesen.

Pobre Reiner, él no sabía que su propia cabeza le jugaba una mala pasada en el peor momento.

—No, no debemos hacerlo, tenemos que prepararnos para cumplir nuestro deber como soldados.-Declaró la pequeña, pero letal erdiana, sin dejar ni un segundo su expresión que no trasmitía absolutamente nada.

Red swan; Reiner Braun. [#1] Where stories live. Discover now