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La sospecha estaba en el aire y los soldados de élite no podían dejar de vigilar a esos cadetes que apenas habían dejado de ser niños, pero que ya tenían la sospecha de traición sobre sus cuellos, esperando para caer en ellos como una tonelada de ...

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La sospecha estaba en el aire y los soldados de élite no podían dejar de vigilar a esos cadetes que apenas habían dejado de ser niños, pero que ya tenían la sospecha de traición sobre sus cuellos, esperando para caer en ellos como una tonelada de arrepentimiento.

O eso involucraba a los demás cadetes, porque una novata de cabellos azabaches, ojos azules y lunares llamativos estaba totalmente libre de dichas sospechas. Pero su padre, el mismísimo comandante de la legión de reconocimiento argumento que ella debía estar allí ya que no quería hacer ningún tipo de diferencia con los demás cadetes o eso le dijo a su subordinado, y encargado de vigilar a la tropa ciento cuatro, Mike.

Pero el rubio más alto no se tragaba esa mentira, sabía perfectamente que Erwin quería tener a Evie lo más alejada de las horribles manos de la policía militar y por esa razón la dejó en manos del único hombre que podía protegerla en ese momento. Ahí estaba Mike, el fiel compañero de Erwin Smith y quién había amado a Margoth Langer más de lo que podría explicar, esos dos factores hacían nacer en el Zacharius un gran apego hacia la adolescente que prometió cuidar aunque le costase la vida.

Habían muchos sentimientos reprimidos dentro del hombre.

Desde que pisó el subterráneo, para recoger a la supuesta familia de Levi Ackerman, se maravilló con el aspecto de esa mujer, pese al cansancio que se encontraba en su rostro y la delgadez, debido a su enfermedad, el rubio no pudo negar que Margoth Langer era la mujer más hermosa que había conocido en su vida. Pero era la supuesta esposa de ese criminal que se uniría a la legión de reconocimiento, por esa razón se hizo a un costado y simplemente sirvió como acompañante de la pequeña Evie para visitar a su madre.

Pero no tardó mucho tiempo en enterarse de esa mentira gracias a Erwin, aunque ya era demasiado tarde, Margoth estaba al borde de la muerte y nada podía hacer para que esa mujer sobreviva por más tiempo. Si, había algo en los ojos cafés de esa mujer, algo que claramente demostraba el cariño que sentía hacia él, pero nunca llegaron a tener una relación antes que ella fuera aplastada por un maldito titan.

Luego de esa experiencia nunca volvió a sentir lo mismo por otra mujer, se había cerrado totalmente a cualquier sentimiento más allá de su trabajo, pero aún así prometió, ante el recuerdo de su amada Margoth, que cuidaría a su única hija con el mismo rigor que amaba a esa triste prostituta de preciosa sonrisa.

Evie era todo un caso aparte, desde que había conocido a esa preciosa niña de ojos azules que había quedado totalmente fascinado. Él no tenía hermanos menores, mucho menos sobrinos o primos pequeños, era la primera vez que convivía con un menor desde que fue a la escuela y le sorprendía lo adorable que podía ser una pequeña cosita tan madura y responsable como Evie Langer.

Por esa razón no había podido evitar tratar a esa niña con toda la dulzura que podía. Le llevaba algún dulce de vez en cuándo, le enseñaba a leer y dejaba que juegue con su cabello cada vez que quisiera. Y, pese a que los años siguieron pasando, no pudo evitar que esos detalles siguieran presentes, aunque Evie ya era un soldado y una adolescente.

Red swan; Reiner Braun. [#1] Where stories live. Discover now