CAPÍTULO SEIS

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UNA CERVEZA PARA CONOCERNOS




Estoy secándome el pelo después de una fría ducha que me di para sacarme el olor a comida de encima, así como también la transpiración que fue cocinar toda la noche, cuando escucho mi teléfono sonar con una notificación.

Cuando lo cojo para ver quién escribe, me sorprendo al percatarme que se trata de un mensaje de un número desconocido.

Desconocido

sab, 22 ago 2:45 p.m.

¡Hola, Mine!

Soy Isabella, me preguntaba si querías ir

a tomar algo, conmigo y mi primo. Es esa cerveza que

prometí a modo de disculpa.

¿Qué dices?

Acompaña el mensaje con muchos emoticones que parecen rogar, sacándome una sonrisita. Estoy escribiendo un no como respuesta, pero antes de enviarlo me detengo.

¿Cuándo fue la última vez que tomé algo con amigos?

«¿Cuándo fue la última vez que tuviste amigos, Minerva?», me susurra mi conciencia con molestia.

Yo

Sap, 22 ago 2:45 p.m.

Está bien: lugar y hora.

Respondo y no sé porqué es que estoy nerviosa, mordiéndome la uña del dedo pulgar.

Isabella

Sab, 22 ago 2:47 p.m.

¡WOHA!

Te paso ubicación.

Nos vemos en una hora.

Y dicho esto me aparece un mapa con la isla de Manhattan. Tengo ganas de escribirle que no tengo ni idea de qué hacer con eso que me ha enviado. La verdad, apesto en esto de la tecnología, pero intento parecer una chica de veinticuatro años amante de las redes sociales, por lo que cuando presiono en el mapa, me envía inmediatamente a Maps.

Termino decantándome unos pantalones sueltos con unas sandalias y una camiseta de manga corta y escojo una chaqueta por si refresca. Me maquillo un poco para ocultar el moretón de mi mejilla y las ojeras y salgo después de coger el bolso, que me cuelgo al hombro.

Me dirijo hacia el metro, sintiendo el aire caliente golpear en mis mejillas, pensando de que por más que viva quejándome del calor, lo disfruto, y mucho. Casi media hora después me bajo en la estación de la ciento tres, en Broadway y en menos de quince minutos llego al bar, donde Isabella y su primo —que me doy cuenta que es el muchacho que se me acercó ayer en la cocina— me esperan a la puerta, sonriendo cuando me ven mientras me hacen señas con la mano y entramos.

Broadway Dive es un pequeño bar agradable y con un estilo pintoresco donde parecen juntarse mucha gente de nuestra edad.

—Me debes veinte pavos —le dice Dante a Isabella.

—Apostamos a que no vendrías —me explica Isabella a modo de saludo, dejando un beso en mi mejilla. —Él dice que luces como ese tipo de gente que no tiene amigos y muchos gatos.

—¡Yo no dije eso! —Responde él con las mejillas encendidas.

—Pues mucho no se equivoca —mascullo por lo bajo. —Que poca fe me tenéis, chicos —me burlo con falsa indignación para distender el ambiente.

Pecado con sabor a chocolate [+21] ©️ LIBRO 1Where stories live. Discover now