CAPÍTULO CINCUENTA

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TODO LO QUE NUNCA FUIMOS





PIERCE


Quiero culpar por el mal humor que llevo a la llamada informándome de los problemas administrativos que estaban surgiendo en uno de mis restaurantes en París, a eso y a no haber pegado un maldito ojo en toda la noche, sin embargo mientras me repito eso como un mantra una y otra vez en mi cabeza, la realidad es otra.

Mi insomnio y mal humor tienen nombre y apellido y ese es Minerva Wilson, la mujer que no puedo sacarme de la maldita cabeza.

El intercambio de palabras que tuvimos ayer todavía resuena en mi cabeza una y otra vez como si fuera un disco rayado, pero sobre todas las cosas, la manera en la que me miro al final, la decepción que vi en sus ojos fue algo que me dejó completamente fuera de juego.

Quería decirle que estaba equivocada, que jamás haría nada para humillarla, para lastimarla intencionalmente, que si bien no esperaba que se diera cuenta del cambio con Dean, lo único que quería era que experimentara nuevas formas en el sexo, en mi manera de experimentar, nunca, jamás, pensé que lo tomaría de esa manera, como si ella no importara, que lo hacía. Y si bien le había dicho que quería que esto quedara solo en el plano sexual y hasta amistoso, no esperaba que se enamorara de mi. Yo lo que realmente quería era que disfrutara de los placeres carnales, y tengo el fiel pensamiento de que por más que la sociedad juzgue, no está mal tener sexo sin compromiso, no está mal tener una relación que no sea amorosa con la persona que follas, divertirse, compartir cosas, ¿eso me hace un gilipollas?

Puede ser...

Se suponía que sería divertido, que solo follariamos por un tiempo hasta que alguno de los dos se cansara, sin embargo no fue lo que paso, porque ninguno de los dos se canso, ninguno de los dos quería parar...

«Detente, Pierce» me murmuro nuevamente para mis adentros.

Tengo que sacarme a Minerva de la cabeza, tengo que dejar este estúpido capricho que siento por ella de una vez por todas.

Esto es algo pasajero, estoy seguro de que una vez que vuelva a ver a Alyssa me olvidaré de la impertinente ayudante de cocina que tengo, que todo volverá a ser como antes y que solo querré estar con ella, como siempre fue, como siempre quería que fuera.

Sin embargo otra molesta voz en mi cabeza me dice que tal vez no sea así, que tal vez lo que sentía por Alyssa lentamente ha menguado.

Sacudo la cabeza cuando aquellos pensamientos quieren invadirme, dejando que la palabrería de Minerva se cuele en mis pensamientos, haciéndome replantear cosas que están bien como están.

Saludo escuetamente a Isabella cuando entro a La Troufe de Rouge —ignorando la mirada asesina que me larga— y voy directo a mi oficina, necesito relajarme un momento antes de encarar el día, antes de volver a verla a ella después de todo lo que me dijo ayer, después de que me dejó saber que lo que sea que habíamos tenido había terminado.

De todas maneras antes de que pueda siquiera subir las escaleras que me llevan a mi oficina, la voz de Kate interrumpe mi andar, haciendo que me detenga en seco y suspire antes de girarme para observarla con fastidio.

—Que bueno que estás aquí, Pierce —dice a modo de saludo, y no me pasa desapercibido como se contiene para no largar el sopetón de chisme que quiere largar. —No se que hubiésemos hecho si no llegaras, la cocina es un desastre —agrega.

—¿Qué es lo que sucede, Kate? —Pregunto, fastidiado.

—Minerva no vino —dice ella, dejando caer el veneno que se que siente por ella—, intente llamarla en varias ocasiones, pero tampoco responde y después de lo de anoche...

Pecado con sabor a chocolate [+21] ©️ LIBRO 1Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ