CAPÍTULO TREINTA Y SIETE

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EN LA PROFUNDIDAD DE LA NOCHE



PIERCE 


Termino de cocinar los woton rellenos de queso crema y espinaca, poniéndolos en un plato que llevo a la barra donde Minerva termina de acomodar los individuales y cubiertos, ignorando todas las veces que le pedí que no lo hiciera, así como también cuando insistí en que no debía ayudarme con la comida.

—Eres muy terca, Minerva —la pincho, a lo que ella simplemente niega con la cabeza y sonríe.

—Esto está riquísimo, Pierce —murmura, luego de meterse el aperitivo en la boca.

—Un placer cocinar para ti —respondo con una sonrisa, comiendo también un woton. —No te llenes, que aún falta el plato principal —agrego.

—¿Qué vas a cocinar?

—Un salmón rosado con verduras asadas —respondo, mientras le doy un vistazo a la comida, gratinandose en el horno cubierto con papel aluminio, mientras las verduras se cocinan en un horno eléctrico. 

—Suena excelente, ¿y de postre?

—Tu, obviamente —respondo, sonriendo cuando sus mejillas se sonrojan con violencia. —El postre es un volcán de chocolate —murmuro al final.

Me quedo observándola por unos instantes fijamente, tiene un leve sonrojo en las mejillas y sus ojos están más brillantes que cuando llegó, supongo que por los tres botellines de cerveza anteriores. Los dos primeros botones de su camisa color blanca están desabrochadas, aunque dudo que se haya dado cuenta. Su cabello cae en suaves ondas de color chocolate por su espalda y luce más animada de lo que la vi nunca.

—¿Qué? —Pregunta cuando me descubre mirándola.

—¿Por qué te fuiste el otro día? —Pregunto, es algo que me venía dando vueltas hace tiempo.

—¿Cuándo? —Pregunta, desentendiéndose para ganar tiempo.

—¿Por qué te fuiste de la habitación del hotel luego de follar con Lena? —Insisto, yendo directamente al grano.

—No lo se —responde, con un encogimiento de hombros. —La verdad fue que no sabía muy bien cómo comportarme.

—¿Qué quieres decir?

—Que no sabia como actuar, yo solo... —se detiene, como si no supiera expresar lo que realmente le pasó en ese momento.

—Minerva, tenias que ser simplemente tú —murmuro, sin perderme detalle de su rostro. —Pensé que lo habías pasado bien, yo lo pase bien y estoy seguro como la mierda de que Lena también lo disfruto —aclaro al final.

—Y yo también lo disfrute —dice ella de inmediato, aunque yo eso lo sabia.

—¿Pero...? —Murmuro, por que sé que lo hay.

—Es que sentí que lo que hicimos estaba mal —admite al final.

—¿Mal?

—Si —murmura ella—, pero debes entenderme Pierce, estuve con una sola persona antes que tu —dice y me parece adorable la forma en la que sus mejillas se tiñen aún más.

—¿Eso que tiene que ver?

—Que hice un trío —murmura ella.

—Joder, si lo hiciste —digo, sintiendo a mi polla levantarse de su estado semi-erecto en el que ha estado desde que busque a Minerva hoy. —Y estuviste increíble —agrego.

Pecado con sabor a chocolate [+21] ©️ LIBRO 1Where stories live. Discover now