CAPÍTULO VEINTIDÓS

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UN NUEVO MUNDO 




Acomodo el moño del smoking y aliso las inexistentes arrugas de mi traje, mientras me observo en el enorme espejo del sanitario que todo esté en su lugar, incluida la máscara negra que llevo puesta.

Me dispongo a salir, apartando la mirada de mi reflejo y caminando nuevamente al salón principal. Mis ojos inevitablemente la buscan, sin obtener un vistazo ni de ella ni de su abuela.

Me relajo, mientras me repito que lo más probable es que hayan decidido no asistir, y no estaría mal, teniendo en cuenta su pasado.

Por todos los santos, Minerva Wilson era Annalise Bonheur.

La noticia de eso todavía me producía sentimientos encontrados, mi madre, Agnes Greco, había sido íntima amiga de Genevieve en el pasado, y si bien aún seguían en contacto, no habían vuelto a ser las de antes y no por su madre, sino por la abuela de Minerva, que había desaparecido del mundo luego de que el supuesto cuerpo de su nieta fuera encontrado sin vida.

Todavía podía recordar la noticia, la trágica muerte de una prodigio de la cocina.

Demonios, tenia trabajando de camarera a quien había sido un as en el mundo de la gastronomía, en el ambiente se había hablado de ella aún cuando todavía no había cumplido la mayoría de edad.

Apartó aquellos pensamientos, aunque si tengo que ser sincero, no he pegado un puto ojo en toda la noche pensando en ella, en todo lo que me había confesado y para qué negarlo, había estado horas buscando información en mi computador, sin embargo no había hallado nada, solo alguna foto borrosa, con Minerva en ella, muchísimo más delgada de lo que era ahora y con el pelo al completo platinado.

Y no existía para nada el brillo en su mirada, sino que parecía una persona hueca.

Y esa semana desaparecida, no había podido contarme los detalles y la sola idea de imaginar por lo que había pasado...

La copa que golpeo en la mesa hace un estruendo que llama la atención de la gente que está a mi alrededor, me disculpo con un gesto de mi cabeza y comienzo a caminar, porque de repente siento que la furia me ciega, no solo por todo eso por lo que pasó, sino por la impunidad con la que se había manejado todo, como cuando tenías el poder con el que contaba uno de los ministros más importantes de Estados Unidos, habían prácticamente borrado todo rastro de Annalise Bonheur, como si en realidad no hubiera existido.

Pero ella existía y ahora entraba al salón por la puerta trasera del hotel, con un antifaz puesto y unas piernas infinitas de infarto.

—Concéntrate, Greco —me susurro para mis adentros, mientras la veo avanzar dudosa, con Genevieve colgada de su brazo.

Este evento era uno de los más exclusivos que se hacían de gastronomía, así tanto que los medios casi no tenían información de él, era por eso que me había arriesgado a invitarla a ella, porque sabia que la señora Bonheur había sido invitada.

Esta noche cocinaría uno de los mejores chefs traído desde Japón, por lo que se degustaría comida asiática.

La veo avanzar con gracia, como si hubiera nacido para esta clase de eventos mientras me repito a mi mismo que ella en el pasado hacia esto, asistía a importantes eventos con un hijo de puta que la golpeaba hasta el cansancio.

Joder, yo fui una bestia con ella y por más que me digo a mi mismo que debo alejarme de Minerva, no puedo y por momentos siento el desespero de mi piel llamando a su piel, mi cuerpo llamando a su cuerpo y mi polla queriendo enterrarse como un poseso en ella.

Pecado con sabor a chocolate [+21] ©️ LIBRO 1Where stories live. Discover now