Capítulo 23: Lo bueno y lo malo

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E ra jueves y abril en el calendario. Una parte de mi estaba más relajada; por fin, le había dicho a mi papá sobre los anónimos con las fotos, pero sobre todo lo del conejo en el capó de la camioneta de Sean. Eso preocupó más a mi padre, porque involucraba a alguien fuera de esto y eso era peor. Pero lo peor había sido lo del conejo. Se habían arriesgado y también era muy personal para mí. Me gustaban los conejos desde niña, pero ¿cómo sabían eso de mí? Había sido algo muy personal y solo algunos sabían sobre eso. Quizás lo supieron de algún modo pero no tenía idea de cómo lo sabían ellos. Los Les Royals. Una parte de mi estaba nerviosa y otra trataba de ser fuerte, pero sinceramente, no sabía por dónde irme.

Otra cosa, me había puesto a revisar Internet, por si acaso, algún reporte de persona desaparecida o asesinada en extrañas circunstancias. Especialmente, en el condado de New Haven los pueblos cercanos; había algunos pero uno captó mi interés. Era la desaparición de una chica. Se llamaba Michelle Cristiano, de veinte años, y era estudiante universitaria, en la ciudad Bridgeport, en condado de Litchfield. Pero no solo era una desaparición más del montón, porque habían encontrado su auto y su bolso, a la mitad de la carretera destrozado, como si hubiera tenido un accidente pero no había rastros de ella. ¿Qué le había pasado? Además, sospechaban de la fecha en que había pasado todo eso. Sábado, veintiocho de marzo, pero fue el lunes que sus padres reportaron su desaparición. Lo pensé, mirando la pantalla de la laptop. Tal vez era algo pero tampoco quería dejarme llevar.

***

El clima de hoy estaba horrible; estaba nublado y llovería. No pude correr hoy y tampoco quise ir a trabajar. Will tomó mi lugar y cómo agradecimiento me puse hacer cupcakes. Yo estaba en la cocina, mientras que Michael, Lucas, Will y Chad estaban en la ferretería. Zack regresaba hoy de su viaje a Nueva Orleans y estaba más animado, según mi hermano: había hablado el miércoles en la noche. Joel tenía cosas que hacer hoy, así que pidió el Jeep Cherokee y al final estaba, Ethan. Suspiré y miré hacia afuera, por el patio de atrás.

A pesar del clima, Ethan estaba afuera, cortando algunos troncos para leña y era extraño tenerlo en la casa. De vez, en cuando salía con su "amiguito" Kevin Link y duraba algunos días sin venir. Para algunos les molestaría su comportamiento, a mí me molestaba y sabía que a los demás también, especialmente a mi papá. Miré la encimera con un paquete de arándanos y los demás ingredientes, además de las tazas de medir. Suspiré y me puse el delantal, mirando la receta que una mujer hacía en YouTube con la laptop en la mesa. A pesar de todas las cosas, que había pasado intenté estar tranquila. Mantenerme ocupada era una forma; cocinar, hacer algo cómo aprender Español, el ejercicio y trabajar mantenían mi mente alejada, de los mensajes y las cosas que habían pasado y hasta de la pesadilla que tuve, lo otra noche.

Dado que mi papá me había quitado el celular, estaba incomunicada con mis amigas. Por suerte, Michael fue complaciente conmigo, me dejó buscar sus números y anotarlos en un papel hasta que puse el de Sean. Me puse a trabajar mirando el video y con Ethan a fuera, me puse a con la batidora a mezclar algunos ingredientes. No había nada de sonido además del aparato funcionando y los golpes y gemidos que escuchaba de Ethan, mientras partía la leña. Y estuve algunos minutos así, hasta que el teléfono inalámbrico, empezó a sonar. Puse en pausa el video y me moví hacia dónde estaba el aparato.

— ¿Sí?

Tragué saliva cuando escuché la voz, del otro lado.

— ¿Lizzie?

Era Rick. Y a pesar de todo, se me tensó el cuerpo. Suspiré e intenté pensar en una frase "amable"" cuando me interrumpió:

—No vayas a decir lo que ibas a decirme y por favor, no me cuelgues

Renacimiento © ✓Where stories live. Discover now