Epílogo

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¡Les recomiendo escuchar la canción antes de leer el capítulo!

Convencí a Will, de caminar un poco más en el bosque. Necesitaba ir a otra parte para hablar; mi amigo no rechazó mi sugerencia, ni tampoco comentó nada pero él me conocía. Quería despejar mis pensamientos y reorganizar mis ideas antes de que Will, empezará con las preguntas y tenía que darles respuestas correctas. El ambiente de los árboles y sonidos de los animales, era de cierta forma tranquilizante, en esos momentos, aunque no sabía por cuánto tiempo podría sentirme serena.

Dimos algunos pasos entre el bosque y Will espero que dijera algo. Fue paciente conmigo, hasta que pronunció mi nombre y tocó mi hombro.

—No tienes que decirme...—susurró él pero levanté una mano.

—Sí, y necesito hacerlo —repuse. Will dejó ir mi hombro y yo exhalé con fuerza. Respiré con fuerza y alcé la mirada hacia unos árboles. Me vino una idea.

Mi cuerpo se encargó del resto mientras flexionaba las piernas. Cuando escuché a Will decir algo, me giré para mirarlo. Cuando finalmente llegué a la rama, solo dio un pequeño salto. Mi amigo me miró con asombro mientras yo me reía.

— ¿Vienes? —le pregunté y él hizo una mueca.

—Bien —respondió y él dobló sus piernas, preparándose para saltar. Dio un salto pero se impulsó con más fuerza y llegó a otra rama de yo. Me miró complacido de su acto. —Podemos ir más arriba, ¿sabes? —comentó él riendo

Hice una ligera sonrisa y entendí lo que estaba haciendo; quería animarme. Suspiré y apreté las manos, mientras que mis pies se aferraron contra la madera y escalé el tronco hasta más arriba. Will y yo llegamos un poco, pero no mucho cuando nos sentamos entre ramas y hojas. Fue raro e incómodo. El olor a humedad y vegetal, era intenso en el aire. Una ligera brisa sopló y la luz del día era agradable. Respiré con fuerza, contemplado el horizonte; ahora era capaz de verlo con hermoso detalle. Cerré y abrí los ojos y exhalé. Tenía un nudo en el estómago, cuando empecé a hablar. Fue rápido, pero logré explicarle más o menos todo a mi amigo. Will estuvo en silencio hasta que terminé y respiré con fuerza.

Le conté lo que había pasado con Rick y sus visiones. Apreté los labios, porque no dije sobre la mentira y el verdadero motivo sus acciones. Rick ya estaba sufrimiento por sus decisiones, y yo también.

— ¿Lizzie?

Will dijo mi nombre y solté un gran suspiró, antes de hablar.

—No es un final feliz, Will ni tampoco Felices Para Siempre—repuse, y me recosté contra el árbol. Me giré un poco y lo observé moverse un poco.

—No deberías dejarte llevar por eso. Por Rick o con Chad. Ellos decidieron salvarte —afirmó

—Lo sé pero ¿cuál fue el costo para mí? —le señalé. — Siempre quise formar una familia. Mi propia familia y ahora no la voy a tener. Rick quería salvarme, igual que mi hermano pero ahora...—susurré hice una pausa y añadí: —Ya no tendré esa oportunidad

—Lo siento —susurró, bajando la mirada.

Negué con la cabeza

—No, no lo lamentes porque no es tu culpa —repuse. —Ahora no sé qué creer o si Mike me odia. Tengo miedo de mí misma, y quizás perderme. Olvidar quién soy en realidad

—No pienses en eso. Jamás pierdas tú esencia. Quién te hace quién eres, y más siendo, tú humanidad—afirmó Will, levantando la vista hacia mí —No dudes del amor que te tienen, Liz. Igual que todos nosotros. Mike es tu padre. Padre no es el que procrea, sino quien cría. Te protege, te enseña y te quiere. Mike te quiere. Él es tú padre y tú eres su hija —repuso él seguro. — Él no te odia ni yo tampoco, ni nadie de nuestra familia. Nuestra manada y aunque cambiaste, sigues siendo Elizabeth Corbett. Nuestra Lizzie. No importa lo que Ethan o su amigo, pensaban sobre ti, eres quien eres.

Renacimiento © ✓Where stories live. Discover now