Capítulo 38: Renacimiento

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¡Les recomiendo escuchar la canción antes de leer el capítulo!

Bertram se alejó de mí, moviéndose unos metros mientras soltaba un chillido horrible; cómo yo estaba acostada, solo pude verlo cuando giré un poco la cabeza. Se estaba quemando por la boca. Él se tambaleó, derrumbándose en el suelo de rodillas. Tenía sueño pero no podía cerrar los ojos, además del dolor que sentía cuando me arrastré y logré ver cómo su cuerpo comenzó a llenarse de llamas y gemía como si estuviera convulsionando. El color anaranjado lo envolvía y gemía mientras las llamas lo estaban consumiendo tanto dentro como por fuera de su cuerpo. Y hasta pude percibir el olor a algo que se quemaba pero entonces, gritó una última vez para dejar de moverse y caer en la tierra. No se estaba moviendo pero el fuego continuó hasta dejar sólo algunos rastros de humo y chamuscado. Solté un gemido y dejé de mirar el cuerpo que yacía unos metros de mí y contemplé el cielo. Había muchas estrellas y me sentí bien, sabiendo que con la fuerza que logré sacar de mí misma, había podido matar un vampiro sola. Había hecho algo imposible y rezaba que mi familia, por lo menos lo supieran; que peleé hasta al final.

Exhalé, solo para mirar hacia arriba y no podía escuchar nada, aunque eso ya no importaba. Me reí mientras sentía que mis manos temblaban y mi corazón latía con urgencia; exhalé aire y tosí. Sentí mucho dolor y de nuevo, sentí un desfallecimiento. No podía tener los ojos abiertos y sentí sueño. ¿Por qué sentía tanto sueño?, quería dormir mucho y descansar. Cerré los ojos, pero los abrí un poco, para mirar las estrellas; había muchas de ellas y entonces, empezaron a girar encima de mí como remolinos.

Quería vivir. Ya no había peligro pero de repente, oí algo. ¿Un ruido?, ¿de qué? No lo sabía y sonreí un poco hasta que escuché:

¡Lizzie!

***

Sentí mucho frío y luego nada. Gemí, y sentí una sacudida. ¿Por qué no me dejaban dormir? Sentí que estaba en el limbo, y tuve otra sacudida y escuché voces, pero no las reconocí porque se escuchan muy lejos.

— ¡Dios mío! ¡Oh, Liz! —gimió alguien. — ¡¿Qué demonios ocurrió...?!

Se escuchó una voz y escuché a alguien suspirar. Era como si estuvieran tocando mi cuello, podía sentir sus dedos sobre mi piel. Alguien jadeó mientras me movía. Cuando abrí un poco los ojos, vi a dos personas mirándome.

— ¡Oh! Chad...—musité. Exhalé con fuerza y exclamé: — Mierda, verdad...me muero...porque veo a mi ex novio

Rick masculló apretando los dientes, cuando dije eso hasta creo que soltó algo como un risa. Mi hermano me tocó el rostro, dándome palmaditas y gemí.

— ¡Oh, Lizzie! —exclamó mi hermano. —Ya estamos aquí. Te cuidaremos...—me aseguró él. — ¿La llevamos al hospital?— exigió mi hermano

— ¡¿Y cómo carajos explicamos sus heridas?! ¡Mierda! ¡Sería demasiado peligro! — gritó Rick antes sisear.

—Todavía tiene pulso pero está bajando, y es hospital está muy lejos y eso que fuéramos en el auto —repuso Chad. — ¡Tenemos que hacer algo, Rick!

—El hijo de puta la apuñalo, Chad —replicó Rick y pude oler su ligera esencia. Sándalo. —Por la cantidad de sangre que olí pensé que estaría muerta, pero gracias a eso pudimos llegar a ella —murmuró y luego añadió: —Además, hay sangre de ese desgraciado encima de ella...

—Mierda, Rick —susurró mi hermano. — ¿Qué carajo...? ¡Dios! — exhaló y resopló con fuerza. — ¿Eso no es...? —vaciló

—Sí, Chad—interrumpió Rick. —Está muerto pero todavía percibo su hedor.

Renacimiento © ✓Where stories live. Discover now