Capítulo 43: Una nueva realidad

267 66 10
                                    

¡Les recomiendo escuchar la canción antes de leer el capítulo! 

Los chicos —mis chicos —, y mi papá me ayudaron a limpiarme. Me sentaron en la sala mientras limpiaban un poco. Respiré y apoyé la cabeza en mis brazos, mirando hacia el suelo. Inhalé y exhalé mientras sentía una mano frotar mi espalda. De reojo, miré a Will y él se había sentado conmigo.

— ¿Ya estás mejor? —me preguntó y yo solo asentí.

—No me siento como yo misma —susurré.

—Es que no lo eres —respondieron. Levanté la mirada y vi a mi papá. Estaba de brazos cruzados, mirándome y suspiró. —Creo que tu cuerpo...no está listo todavía para comer alimentos sólidos, hija...

—O sea, comida humana, Liz —agregó Joel

Gemí y refunfuñé con fuerza:

— ¡Pero qué mierda...!

Mi corazón seguía palpitando con fuerza y mi garganta se sentía seca.

— ¿Es normal? O mejor dicho, ¿acaso yo soy normal? —pregunté y me acomodé en el sofá. Me toqué el estómago. — ¿Por qué?

—Tal vez sea tu parte vampira, Lizzie —señaló Joel — Es probable, que tu cuerpo rechacé por un tiempo la comida humana hasta que se ajuste...

Lo miré apretando la boca y frunciendo el ceño.

— ¿Eso es posible? —inquirió Will

—Tal vez —contestó mi papá moviendo su bigote.

— ¿Y entonces? ¿Qué debo comer? —le pregunté molesta. —Porque siento que me muero de sed y tengo hambre—señalé exasperada, levantando las manos.

—Sangre —indicó mi papá y lo miré sorprendida. —Quizás tu cuerpo necesita sangre y carne. Un poco de las dos.

Apreté los dientes ante esa idea.

— ¿Tú...crees? —susurré y él asintió. —Carajo...—mascullé

Sentí que mi estómago se resolvió y que mi garganta me picaba. ¿Era posible que esas sensaciones fueran eso? Los Seivias bebían sangre pero también comían carne, al igual que los Hombres Lobos. Aunque esa fuera la posibilidad, tuve una imagen mental sobre eso y no me gustó. Hice una mueca de asco al pensarlo. ¿Por qué tenía que ser así?

—Elizabeth, escucha, creo que es mejor que bebas algo de sangre...—me explicó mi papá. —Es la única opción que veo para esta situación, hija mía.

Apreté los labios y exhalé con fuerza. Aún saboreaba el vómito en la boca.

—De acuerdo — dije soltando aire. — ¿Llamarás a Cleo o a Desirée para que traigan sangre o...?— empecé a preguntar

—Tengo un termo con sangre aquí, Liz. Cleo y Sofí pensaron que tal vez...bueno, podría ser útil—me interrumpió Michael. Lo vi ir al refrigerador, abrirlo y buscar algo en el fondo. — ¡Oh, aquí está! ¡Mira! —me señaló y sacó un termo largo común y corriente. Y lo agitó. —Está lleno.

Mi papá estaba hablando pero puse los ojos en el envase. Tragué saliva mirando lo que tenía en la mano. ¡Carajo! Y mis manos empezaron a temblar. Michael se acercó hacia mí con el termo y lo abrió. Tuve un escalofrío cuando pude oler lo que contenía adentro y se me puso la piel de gallina.

—Tómalo —me dijo mi papá. Lo miré a él y luego al envase. —Bébelo...

—Tal vez mejoren las cosas, Liz —comentó Joel

Renacimiento © ✓Where stories live. Discover now