Capítulo 41: Hija de la Luna

280 85 10
                                    

¡Les recomiendo escuchar la canción antes de leer el capítulo! 

Liberé aire con fuerza y logré levantarme, aunque sentía mis piernas temblar. Tragué saliva, mientras que en la oscuridad observaba, una figura que conocía muy bien. Un hocico alargado y ceñido pero mostraba algunos de sus afilados caninos. Miré sus manos con unas largas garras, abriendo los dedos y gruñía. La saliva corría de su boca y su cola se movía. Exhalé, moviéndome un poco y sentí que podía respirar.

Las nubes sobre nosotros se movieron y la luz de la luna, aclaró el lugar y su pelaje era color arena suave y unos familiares ojos marrones, me miraban con aire asesino. Y pude oler su esencia; de pino y madera con un toqué de alcohol.

—Ethan —solté. Apreté las manos contra el árbol y presioné los pies.

Él gruñó y lo tomé como un sí. No se había marchado, estaba en White Rose. ¿Por qué estaba aquí?

—Creí...creímos que te habías ido...—susurré.

Ethan soltó bufido de nuevo, se estaba moviendo de cuatro patas pero comenzó a erguirse en dos patas, y se estaba acercando a mí.

¿Crees que me iría a saber la monstruosidad que los Shepard y tu hermano crearon? ¡Jamás debí haberme quedado tanto tiempo y permitir esto!

Ethan no estaba moviendo su boca o lo que fuera pero podía escuchar claramente tu voz en mi cabeza. ¡Oh, carajo! Estaba escuchando sus pensamientos con claridad en mi cabeza. ¡Oía lo que pensaba mientras estaba transformado! No podía creerlo. Tuve un momento de estupor, pero rápidamente se esfumó, cuando Ethan se movió más hacia mí con sus garras y gruñía como si fuera el enemigo. Mostró sus dientes y soltó un bramido.

No debería estar con vida, Elizabeth. Eres una aversión dentro del orden natural de los Hombres Lobo.

Respiré y sentí que mi corazón iba demasiado rápido, sentí dolor en mi pecho y de nuevo, moví las manos y sentí que mis uñas se deformaban y se alargaban. Ethan me observó pero apretó sus dientes gruñéndome. Separó sus patas traseras, se levantaba y daba algunos pasos hasta quedar conmigo, siendo aprisionada por el tronco. Lo miré intentando mantener la compostura, pero estaba preocupada por cómo iba a reaccionar él.

—Lo sé...Eso...lo entiendo —comenté.

Ethan gruñó.

¿Escuchas mis pensamientos?

Giré el rostro y susurré:

—Sí, y eso me sorprende. ¿Y a ti, McCall?

Él respingón con fuerza.

Ja,ja,ja,ja,ja. Me sorprende que tengas algo de Hombre Lobo en ti, tanto como Seivia. ¡Ufff! Tú olor no es como el de antes pero es mucho peor.

Él se movió un poco más a mí mientras husmeé su hedor y pensaba en hacer algo, sin querer mirarlo.

— ¿Y qué quieres? ¿Matarme? —inquirí. — Porque creo que asesinarme es la nueva tendencia de la semana, ¿no te parece? — añadí con ironía y solté una risa baja.

Ethan soltó un aullido.

Tal vez sea porque has estado demasiado tiempo con los Shepard, Liz.

Tragué saliva y volteé la mirada para verlo. Sus ojos eran inhumanos, contemplándome.

¡Ethan!

Escuché una voz que no reconocí, y entonces escuché algo que se acercaba cerca de nosotros. Un aullido que hizo oír, cuando de entre los árboles y el verdor, salía otro Hombre Lobo. Su pelaje era de color rubio oscuro, pero tenía un aspecto delgado pero fornido que Ethan. Era diferente a los Hombres Lobo que había visto. El lobo gruñó cuando nos vio pero se acercó en cuatro patas hacia nosotros, Ethan se apartó un poco de mí y fue hacia él. El lobo rubio movió las orejas hacia atrás y bajó un poco la cabeza.

Renacimiento © ✓Where stories live. Discover now