Capítulo 9: La feria

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Las chicas me sorprendieron. Me llevaron a una feria. ¡Una feria! ¡No lo podía creer! Era extraño pero a veces cuando había buen clima, se instalaban pequeñas ferias aquí en el pueblo. No era muy grande en comparación a otros que se conocían pero tenía algunos juegos, comida y otras cosas más. Todavía había claridad y algunas nubes blancas en el cielo. Sonreí, era un buen día. Ellie estaciono el auto cerca de la salida, pero significaba que había que caminar más a la entrada de la feria.

—Creo que es una tradición—comentó Ellie, caminábamos.

— ¿De qué? — le pregunté mirándola.

—Por la primavera—dijo encogiéndose en hombros.

— ¡Es una feria primaveral! —exclamó Lacey, sacando del bolsillo de su falta, su celular. — ¡Vamos, chicas! ¡Una selfie! — dijo animada

Paramos, y nos juntamos las tres. Sonreímos, mientras Lacey sostenía su celular y la tomaba. Miramos la foto con gusto. Después de algunas fotos más, entramos a la feria. Era sábado y había gente, quizás porque no era de noche. Había muchos puestos de comida, juegos de dardos y tiro al blanco; también con globos y juegos mecánicos. Me sentía cómo una niña, mientras Ellie, Lacey y yo corríamos hacia dónde estaban los juegos. Las luces, los sonidos de risas, tiros en los juegos y algunos niños riendo, hacía un tiempo que el pueblo no tenía alguna feria y se podía notar. Reconocí a varias personas del pueblo, con sus familias y algunos con sus hijos. Menos mal que tenía que revise mi billetera, antes de venir porque de verdad tenía que traer dinero para los juegos.

Sentí que me halaban de mi brazo y noté a Ellie. Me sonreí mientras que Lacey no se decidía en qué juego subir.

— ¿Estás bien? — me preguntó

Asentí.

—Sí, de maravilla— contesté con una sonrisa. — Quiero subirme a algún juego

Finalmente, Lacey eligió la rueda de la fortuna, Ellie la pareció un poco tonto y a mí no me importo. Solo podíamos subir dos, así que Lacey y yo fuimos juntas y Ellie fue en otro asiento, detrás de nosotros. La rueda de la fortuna, era pequeña y pintada de colores, aunque las luces no estaban encendidas, sabía que debía verse hermosa de noche; mientras se movía podía ver en el horizonte al pueblo y hacia otro lado estaba Long Island Sound. Había viento y Lacey y yo nos reímos mientras, nos deteníamos y respiré.

— ¡Estamos muy alto! — grité y me incomodaba la altura

— ¿Lizzie?

La miré. Lacey estaba haciendo un mohín, y enroscaba uno de sus rizos. Estaba pensando.

— ¿Qué?

— ¿Te puedo preguntar algo, sin que te molestes?

Tragué saliva.

—Depende de lo que vayas a preguntar—repuse y recogí un mechón de mi cabello, detrás de mí oreja.

Lacey se mordió, el labio

—Bueno, Liz, mi hermana y yo escuchamos...—empezó a decir ella, dudó pero continuó: — Hay gente que dice cosas por ahí, sobre los Shepard y tu novio...—suspiró. — Escuchamos que se pelearon y que por eso se fue del pueblo. ¿Es cierto?

— ¿Quién te contó eso, Lacey? — le pregunté frunciendo el ceño.

Mordió su labio y bajó la mirada. Parecía estar nerviosa.

—Fue mi mamá, Liz —contestó, incómoda. — Lo siento, pero fue a la iglesia hace unos días y se encontró con el padre Shepard. Solo fue amable y le preguntó sobre su hijo y él le contó sobre ustedes y ella nos contó—murmuró

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