Prólogo

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Todos tienen el poder de elegir. De tomar decisiones y salir adelante. A veces las decisiones tienen consecuencias, y de la manera en que empezó. El miedo fue mi peor enemigo ¿Cómo pude ser tan cobarde?, fui débil y fue gracias al miedo que perdí. Sufrí y hasta quise renunciar, pero al final lo logré.

Las decisiones que elegí, me llevaron a cuestionarme y preguntarme del porqué de mis sentimientos, si eran reales o no. Los seres queridos a mí alrededor, siempre buscaron la forma de ayudar o guiarme en una dirección, aunque fuera la equivocada. Yo era la culpable, porque mis sentimientos habían desaparecido; ya no había nada que salvar, pero él no pudo ocultar su dolor y rabia. Ahora nadie se peleaba por mí, solo me cuidaban y aun así, los enemigos aparecieron y de la manera más perversa posible. Estaban frente a mí y nunca me di cuenta. Usaron disfraces muy buenos para despistarnos y fueron inteligentes porque vinieron primero por mí. Era la parte más débil, fui el blanco fácil.

Mi vida corrió peligro, y nadie estaba a salvo. Era nuevo para nosotros, cómo pudieron atacarnos y me arriesgué. Me enfrenté a la muerte y le gané; sin embargo, tuvo un costo muy alto. Era lo que más deseaba en el mundo y lo perdí. Entonces, asumí toda la responsabilidad de mis acciones y lo que me causó. Ahora estaba dividida, pero no olvidé nada de mi pasado, seguí siendo yo misma y nadie era mi dueño. Fue una sorpresa, porque aunque aprendí a controlarme y ser libre, todavía tenía un largo camino por recorrer. Ahora tenía una nueva posibilidad con una huella de dolor; una permanente que jamás se borraría.

Al final, tuve que abandonar una parte de mí, para poder avanzar y ahora no iba a rendirme jamás.

Al final, tuve que abandonar una parte de mí, para poder avanzar y ahora no iba a rendirme jamás

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Renacimiento © ✓Where stories live. Discover now