EPÍLOGO

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          HABÍA OLVIDADO LO HORRIBLE que era vivir en el orfanato y convivir con Roberta

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          HABÍA OLVIDADO LO HORRIBLE que era vivir en el orfanato y convivir con Roberta. Si bien, Félix ya no estaba, eso solo había hecho que la odiosa dueña del lugar se volviera más cruel. Nos detestaba ahora más que nunca, probablemente porque no tenía a nadie más con quien compartir la miseria de vivir con «pequeños mugrientos» como ella nos llamaba.

Roberta no hacía nada más que quejarse y no entendía por qué. La verdad es que Michelle y yo éramos la que hacíamos todo el trabajo en el orfanato y, antes de que Abel se fuera hace un mes y medio, él también nos ayudaba.

Era extraño no vivir más con Abel, pero al menos lo veíamos con regularidad. Él aún trabajaba en el taller y gracias a sus ahorros había alquilado un pequeño departamento. Lo mejor era que por fin se había decidido por decirle a Michelle lo que sentía y ambos estaban saliendo. Estaba muy feliz por ellos, los he conocido prácticamente toda mi vida.

Al igual que a León.

Su ida había sido un balde de agua fría para todos en el orfanato. Pensé mucho en qué decirles. Podía inventar que se escapó, pero León jamás habría dejado a nadie en el orfanato. Al final decidí decir la verdad... claro... alterándola un poco. Les conté que hubo un accidente y que León me había salvado; pero lamentablemente no había sobrevivido. Mencioné que Félix se había llevado el cuerpo y por eso tampoco estaba con nosotros. La única que sabía que mentía era Roberta; pero como ella no tenía una explicación sobre el paradero de su compañero en el crimen, solo asintió a todo lo que decía.

—No puedo creer que León no esté —dijo ese día Abel—. ¿Cómo es posible?

Michelle comenzó a llorar y él inmediatamente la atrajo en un fuerte abrazo. Odiaba mentirles, pero no podía decirles que León era un espíritu, uno como Jack y que ninguno de los dos volvería.

Esa última verdad era dolorosa.

Ninguno volvió.

Jamás volví a ver a Jack. Sabía que no lo haría, pero igual mantenía un poco de esperanza.

Me senté sobre mi cama y solté un gran suspiro. Hoy tampoco era un gran día.

—Bianca, tienes que animarte —Michelle había entrado al cuarto y se dejó caer a mi lado—. En exactamente un año te irás de este lugar.

En exactamente un año cumpliría dieciocho años, ahora solo tenía que... supongo emocionarme... por cumplir diecisiete.

—Sí, pero no dejo de pensar en todos los planeas que habíamos hecho y que ya no se cumplirán.

—Tenemos que seguir con nuestras vidas, Bianca —me recordó Michelle.

Cada vez que podía me decía eso, porque la verdad es que desde que regresé del Taller he estado decaída. No debería, pero luego de todo lo que pasó era difícil seguir con la normalidad.

—Sé que no estás así solo por León, es también por Jack.

Me estremecí al escuchar su nombre.

—Ya sé que no quieres hablar sobre lo que sucedió. No te obligaré. Pero quiero que sepas que yo estoy aquí. Que Abel está a cinco cuadras y que te amamos. Puedes confiar en nosotros.

—Gracias —respondí con una sonrisa fingida.

Toda mi vida he contado los días hasta mi cumpleaños número 18. Ahora eso ya no me parecía tan importante. Sí, cumplir la mayoría de edad e irme del orfanato sería genial; pero no tanto como antes. Había un vacío en mi vida y no sabía cómo llenarlo, supongo que el tiempo me ayudaría a hacerlo.

Los niños del orfanato entraron a mi cuarto con un pequeño queque y una vela en medio. Ethan se sentó en mis piernas mientras todos me cantaban «Feliz Cumpleaños». El pequeño seguía igual de regordete y tierno. Tampoco dejaba de preguntar por «Ja Fos», aparentemente había encontrado la similitud este tenía con mi Jack, ahora más que nunca era difícil olvidarme de él y seguir adelante.

—Pide un deseo —dijo Piero.

Cerré los ojos.

Deseo reencontrarme con Jack Frost.

Soplé la vela y volví a abrir los ojos.

          Pasó otro mes más en ese infierno llamado orfanato, aunque trataba de seguir mi vida como antes de conocer a Jack, era difícil. En especial porque Michelle se había ido hace unos días y era horrible estar sin mi mejor amiga. Ahora ella vivía con Abel y aunque sí los veía con frecuencia, no era lo mismo, porque ya no vivíamos juntos y ahora la encargada del orfanato—ya que Roberta no hacía ni deshacía—era yo

—¡Está nevando! —gritó una de las niñas.

La simple palabra hizo que dejara a medias los platos que estaba lavando. No estoy segura de haber cerrado la llave, pero tampoco me podían culpar. En Borja solo ha nevado cuando Jack ha venido de visita, ¿eso quiere decir que él está acá? ¿Vino a verme? El invierno había empezado hace un poco más de un mes, por lo que estaba en su mayor intensidad. Aun así, en Borja jamás nevaba, excepto cuando él estaba acá. Jack tiene que ser el causante.

—¿Podemos salir? —me preguntó Ethan—. Quiero ver a Ja Fos.

Mis ojos se agrandaron como platos.

—¿Lo has visto?

La esperanza que se apoderó de mí se desmoronó rápidamente cuando lo vi negar.

—No, pero quiero verlo.

Ethan ya hablaba bien, pero no creo que quiera dejar de llamarlo Ja Fos.

Todos salimos del orfanato, abrigados, por supuesto. Los niños se dividieron en grupos para armar hombres de nieve y jugar a las guerras que siempre veían en la televisión. Era bueno que Roberta haya salido a hacer trámites y no estuviese para arruinar la diversión. Con ella aquí no los habría dejado ni pisar el patio.

Todo el tiempo observé el cielo, quería, deseaba que hubiera al menos una señal, algo que me dijera que Jack estaba ahí, viéndome a pesar de que yo no pudiera verlo más. Pero no había nada, la nieve había dejado de caer.

—Él dijo que nada iba a cambiar —susurré para mí misma.

Pero obviamente todo cambió.

Fui la última en entrar al orfanato, aún tenía la esperanza de verlo. Pero solo eran deseos que no se volverían realidad. No vivo un cuento de hadas, estoy en mi propia realidad, una realidad de mierda que tengo que acostumbrarme a vivir otra vez.

Antes de irme vi al cielo una vez más y con una media sonrisa dije:

—Jamás te olvidaré Jack Frost.

—Jamás te olvidaré Jack Frost

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Me rehúso a creer en Jack Frost | MRCJF #1Where stories live. Discover now