Bianca es una chica de 16 años que vive en un orfanato. Su día consiste en trabajar, trabajar y trabajar para luego llegar y tener que darle casi todos sus ingresos a la insufrible de Roberta, la dueña del orfanato. Ella no cree en ninguno de los cu...
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MI DESPERTADOR SONÓ A LAS 7 DE la mañana en punto. Al menos Jack no lo había modificado. Estamos empezando bien el día, espero que siga así. Cogí mi ropa y salí del cuarto. Al pasar por la sala, noté que él no estaba durmiendo en el sofá. ¿Estará planeando hacer una broma? No, seguro se fue a hacer su trabajo en otros países. Al menos es responsable, algo bueno debía de tener.
Un par de horas más tarde salí con los niños al parque. Hacía un buen día. La nieve se estaba derritiendo y el sol brillaba y quemaba como nunca. Más niños habían venido a disfrutar del buen clima, incluyendo a los que habían fastidiado a Jamie el primer día que los cuidé. Si se metían con él, yo misma los mataba. «No Bianca, no seas violenta con los niños», me sugerí a mí misma, a veces me hago caso, a veces no. En esta ocasión opté por solo acusarlos con sus padres si fastidiaban a mis niños.
¡Qué madurez, Bianca, qué madurez!
Cuando regresamos a la casa, Sophie prendió la televisión y empezó a ver Barney por millonésima vez. Jamie y yo teníamos la misma cara de aburrimiento mientras nos torturaban con una canción del demonio.
—¿Podemos jugar monopolio? —más que una pregunta, era una súplica. Estoy tan aburrida que habría aceptado jugar ajedrez. Ahora, no me malentiendan, los dos juegos son divertidos, pero no tengo cabeza para el ajedrez en este instante.
