CAPÍTULO 5

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          ESTUVE PASEÁNDOME POR LA ciudad de Borja, aun conmigo aquí, el lugar era caluroso

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ESTUVE PASEÁNDOME POR LA ciudad de Borja, aun conmigo aquí, el lugar era caluroso. Esto tenía que cambiar. Esta noche crearía una ventisca y haría nevar. Tenemos que animar un poco a la gente y enseñarles lo genial que es tener un día nevado. Tenía que hacer justicia al dicho "Blanca Navidad".

Dos horas después regresé a la casa de Jamie, su hermana y él ya se habían ido a dormir. Bianca, en cambio, estaba en la sala leyendo un libro. La Selec...selección. No me parecía un libro para nada interesante, la portada era de una chica con un vestido azul. ¿Acaso era de princesas? Esperen... ¿creía en princesas de cuentos y no en mí? ¡¿Qué diablos?!

Con mi cayado toqué la ventana que estaba justo a su lado. Un rastro de escarcha empezó a recorrer el vidrio. Ella no se dio cuenta, así que lo volví a hacer, esta vez golpeé la ventana un poco más fuerte. Ella se sobresaltó y volteó hacia mí. Se acercó a la ventana y puso sus dedos sobre esta.

—¿Escarcha? —dijo en un susurro.

Este era el momento, tenía que presentarme debidamente. Por alguna razón estaba nervioso. Quería que ella creyera en mí, de verdad lo quería. Admitiré que estaba nervioso, pero solo porque lo admito para mí mismo, si alguien lo pregunta lo negaré.

Alcé mi cayado para escribir en la ventana, pero antes de hacerlo, la puerta principal de la casa se abrió y el señor Bennett entró. Se notaba que tenía frío, ya que estaba temblando. Creo que los he tomado un poco desprevenidos con mi cambio de clima, pero bueno, tendrán que acostumbrarse, porque me voy a quedar y haré nevar.

Borja está por ver algo increíble.

—Bianca, lamento la demora —se disculpó—. ¿Jamie y Sophie están dormidos?

—Sí, señor Bennett.

—Bien, muchas gracias por cuidarlos. —Se acercó a Bianca y le entregó algo en sus manos, aunque no vi bien qué era. Seguido a eso, ella le dio las llaves de la casa—. Tal vez mañana necesite nuevamente tu ayuda.

—Ya sabe dónde encontrarme. —Cogió su mochila y se acercó a la puerta—. Buenas noches.

Podía notar que a Bianca no le agradaba mucho el señor Bennett, aunque él no parecía notarlo. Cuando salió de la casa, me acerqué a ella rápidamente, lo cual provocó que una fría brisa casi la botara al suelo.

—¿Cómo, diablos, hace tanto frío? —se quejó, mientras se abrazaba.

Alguien piensa en voz muy alta.

Retrocedí unos metros, era mejor darle espacio y que no sintiera el viento que yo iba creando por donde pasaba. Debía aprovechar mis momentos en Borja.

La seguí (no es que fuera un acosador, solo quería asegurarme de que llegara sana y salva a su destino) hasta que paró frente a una casa de dos pisos. Esta era gris, lúgubre, horrible, podía poner los pelos de punta a cualquiera que la vea.

Hay una forma muy fácil de describir este lugar. Imagínense esto, Pitch Black en versión casa. ¿Lo captan? Oh es cierto, no les he hablado de Pitch... y, la verdad, no quiero malograrme el día pensando en él, así que mejor lo saltaré.

Observé a Bianca tocar el timbre de la casa, incluso ese sonido era tenebroso, dos minutos después, una señora algo robusta de cabello rubio y ojos marrones abrió la puerta. Apuesto a que ella tenía al menos 50 años.

—Llegas tarde —le espetó la señora.

—El señor Bennett recién ha llegado a casa —se excusó.

—¿Tienes el dinero? —Bianca sacó unos billetes de su bolsillo y se los entregó de mala gana—. Muy bien, sigue el buen trabajo y no tendrás ningún castigo. —Se apartó de la entrada y la dejó pasar.

Antes de cerrar la puerta, la señora revisó la calle, probablemente se aseguraba de que nadie haya presenciado ese intercambio de palabras. Pero estaba de mala suerte, porque yo lo había oído y tenía muchas ganas de hacerle la vida imposible a esa anciana.



Editado: 21/04/18

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Editado: 21/04/18

Me rehúso a creer en Jack Frost | MRCJF #1Where stories live. Discover now