Bianca es una chica de 16 años que vive en un orfanato. Su día consiste en trabajar, trabajar y trabajar para luego llegar y tener que darle casi todos sus ingresos a la insufrible de Roberta, la dueña del orfanato. Ella no cree en ninguno de los cu...
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DESPERTÉ POR INERCIA, SIN RUIDOS de alarmas, ni rayos de sol, ni nada. Simplemente abrí los ojos, me sentía completamente desorientada y me dolía la cabeza. Me preguntaba si me había dado migraña, nunca me había dolido de esta manera antes. Lo descarté cuando sentí un bulto en la base del cráneo. Genial, un chinchón.
Estaba en el cuarto de huéspedes. Algunos rayos de luz se hacían paso entre las cortinas, lo que significaba que eran pasadas las seis de la mañana. Corroboré la hora en el celular. Tragué saliva al percatarme de lo tarde que era.
¡Nueve de la mañana!
Lancé las sábanas al otro lado de la habitación. Tenía que chequear que los niños estuvieran bien. Ni siquiera los había atendido.
Al salir del cuarto, los encontré a ambos sentados en el gran sofá de la sala viendo la televisión. Al menos ahora veían algo normal como Phineas y Ferb y no Barney, eso quiere decir que Jamie ganó la guerra del televisor. Eso no quería decir que Sophie no lo obligaría a cambiar de programa más tarde.
Me sentía aliviada de verlos a los dos bien.
—Despertaste por fin —manifestó Jamie con la boca llena de cereal, por lo que fue complicado descifrar bien las palabras. En especial cuando varias migajas cayeron de su boca a su plato. Al darse cuenta de eso, tragó lo que le quedaba y siguió hablando, ahora con voz legible—. Parecías muy cansada, así que te dejamos dormir más.
