Bianca es una chica de 16 años que vive en un orfanato. Su día consiste en trabajar, trabajar y trabajar para luego llegar y tener que darle casi todos sus ingresos a la insufrible de Roberta, la dueña del orfanato. Ella no cree en ninguno de los cu...
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NO PUDE DORMIR BIEN, POR LO QUE a las 5 de la mañana ya estaba despierta, esperé media hora más para levantarme. Toda esa media hora me decía «cinco minutos más, ahora diez minutos más... ok, 5:30 me levanto sin falta.»
Y eso me pasa todos los días.
Cuando estuve lista, fui corriendo a la cocina, la cual se encontraba en el primer piso. Empecé a preparar el desayuno, era lo mismo de siempre, huevos revueltos y algunas otras cosas más. Saqué el cereal, puse agua a hervir, calenté la leche en una olla y preparé avena también. En lo personal no me gusta, pero tengo que comer algo y la avena es barata, además satisface mi apetito.
Hoy era navidad y, por lo tanto, tendría que trabajar mucho, lamentablemente, yo no tengo días libres. Apagué la candela de la leche y lo serví en una jarra de metal para que no se enfríe. Mientras, seguí preparando la avena. Cuando esta estaba casi lista, León y Abel entraron por la puerta de la cocina. Ambos habían salido a comprar pan en la mañana. Revisé el reloj que estaba en la pared, aún faltaban 20 minutos para que todos bajaran. León colocó el pan en una bandeja que estaba muy gastada, pero no teníamos otra cosa. En realidad, solo esperaba que Roberta no nos mate por gastar nuestras ganancias en pan.
Abel se acercó a mí y ojeó la avena que estaba preparando. —¿Puedo comer? —preguntó mientras tomaba una cucharada.
Me crucé de brazos mientras lo veía coger un tazón y servir la avena. —¿Por qué me preguntas si igual lo vas a hacer?
