Bianca es una chica de 16 años que vive en un orfanato. Su día consiste en trabajar, trabajar y trabajar para luego llegar y tener que darle casi todos sus ingresos a la insufrible de Roberta, la dueña del orfanato. Ella no cree en ninguno de los cu...
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JAMIE SE HABÍA QUEDADO DORMIDO apoyado en el regazo de Bianca y Sophie estaba dormida en los brazos de ella. No sé cómo podían conciliar el sueño con toda la bulla de los fuegos artificiales que seguían explotando fuera de la casa. Antes de que existieran todas esas cosas las fiestas se pasaban algo más tranquilas, al menos para mí. Volar mientras las personas lanzan esas cosas al aire no es recomendable. Es en serio, una vez me cayó eso encima y me dolió bastante. Por suerte no fue nada grave y no quedó ninguna marca.
—Tienes mucha facilidad con los niños —le dije a Bianca, quien estaba acariciando la cabeza de Sophie—. Serias una buena guardiana.
Noté que rodó los ojos cuando mencioné la palabra «guardiana», sé que Jamie ya le ha contado sobre nosotros, pero, como es de esperarse, ella no quiere creer.
—Sí, solo me falta ser inmortal, tener algún poder y creer que eso de los guardianes es real.
—La cabeza dura eres tú, no yo —hice referencia a lo que ella me había dicho en la cocina, cuando me lanzó la papa.
Dejó de acariciar a Sophie y, en su lugar, frotó sus ojos. Es como si con esa acción quisiera borrar algo de su mente. —¿Podemos no hablar de eso ahora? —me pidió—. No me gustaría empezar el año peleando contigo.
