CAPÍTULO XV

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Una de las sirvientas me trajo un zumo de frambuesa y lo bebí despacio, lo más alejada posible de la vampiresa que tenía al lado.

He aprendido por las malas que estar cerca de chupasangres no es buena idea.

Me levanté y le dije a Mace que quería irme a descansar a mis aposentos, insistió en acompañarme, al igual que la princesa Khalid y aunque me negué repetidas veces, no hay nada que pueda contradecir a Mace cuando se le mete algo en la cabeza.

A una distancia prudente subimos las escaleras, ninguna habló en todo el trayecto y aunque el azúcar me había ayudado, seguía mareada.

El vampiro que me atacó, al menos tuvo la descendencia de no dejarme seca.

Llegamos a la primera planta, allí se encontraban todos los dormitorios de los sirvientes, el mío incluido.

Giramos la esquina y nos paramos en seco, impactadas por lo que estaba sucediendo ante nosotras.
O al menos yo.

- Por favor, sus majestades, tengan piedad, no pude resistirme, huele demasiado dulce.

- No hay perdón que valga noble insolente.- Vociferó el príncipe Eliel.

Debajo de los ojos del príncipe Hudson aparecieron venas negras, sus colmillos duplicaron su tamaño y de un solo movimiento, le arrancó la cabeza a aquel vampiro que sollozaba en el suelo.

Me quedé estática, me faltaba el aliento.
Sus ojos estaban idos, muertos, era un monstruo que sonrió cuando el cuerpo inerte del hombre volvió a caer a la madera.

Una lágrima rebelde descendió por mi mejilla y uno de los hermanos de repente giró la cabeza hasta nosotras alertando a los demás. La sonrisa sádica de Hudson se esfumó en cuanto nos vió. Estaba tan aterrada que sentía que me iba a desfallecer en cualquier momento.

Agarré la mano de Mace con fuerza, porque estaba muerta del pánico. Habían matado a un hombre y encima se sentían satisfechos.

El quinto príncipe avanzó unos pasos, a lo que retrocedí de inmediato, incapaz de emitir una sola palabra.

- Mace...- Logré balbucear, solo pensaba en salir corriendo de ese lugar.

- Katherine... Tranquila...
Esto es normal aquí...

- ¿Normal?- Susurré atónita y solté su mano con brusquedad.
¿Desde cuándo matar a alguien era algo normal?

Miré el cuerpo ahora sin vida de aquel vampiro. ¿Mataban incluso a los de su propia especie? ¿Tan sádicos son?

El príncipe se apresuró a limpiar la sangre que quedaba en su rostro y mientras lo hacía, las venas fueron desapareciendo.
Me entraron unas horribles náuseas, que me llevaron a correr hasta mi habitación para poder vomitar.

Cuando terminé cerré la puerta con pestillo y me tumbé en la cama, deseando dormirme y despertar viendo que todo esto solo era una horrible pesadilla.



Narrador

El príncipe Hudson se dirigió a sus aposentos sin siquiera decirles algo a sus hermanos. Ni una palabra.

Su corazón dolía, no podía olvidar la cara de terror que puso Katherine. La repulsión que desprendía su mirada, el pánico en sus ojos...

Porque ella había visto lo que era realmente. Vio su verdadero ser. Le había visto convertise en un monstruo.

*****

Katherine se quedó dos días en su habitación, "descansando" por el ataque.

La familia McClaine verdaderamente sentía su ausencia, tanto que ya no había motivo para almorzar en el comedor.

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