CAPÍTULO LII

34K 3.7K 1.4K
                                    

– ¡¿Se puede saber qué mierda te pasa?!–
Chillé con enfado.

Tuve que usar mi mano izquierda para sostenerme en el marco de la puerta y así no perder el equilibrio.
A pesar de que toda la tensión se había disipado, mis piernas temblaban como malditas gelatinas.

– ¡¿Se puede saber quién mierdas es este idiota?!– Vociferó Lisa esta vez, con una mano en el pecho. Intentando recuperarse del susto.

– Katherine... mi Kath... ¡hip! ¿có-cómo estás? ¡hip! te he echado tanto de menos... ¡hip!

Lisa me miró con una ceja alzada, sin creerse lo que estaba presenciando.
Yo, por otro lado, me froté las sienes, respiré hondo unas cuantas veces y me agaché, teniendo que mentalizarme para no matar al chico sentado frente a mí.

– Dalton...– le miré de mala manera–. ¿Estás borracho?

– ¿Borracho? ¡hip! ¿yo?... ¡hip! ¡Yo no soy un borracho! ¡hip!

– Si tú no estás borracho, yo soy el fantasma de Abel Walker–. Murmuró la pelirroja, ahora más calmada.

– Pensé que estabas muerta... ¡hip!

– ¿Quién es?– preguntó mi amiga, ignorando sus desvaríos.

– Es Dalton. Dalton Walker. El hermano de Collete–. Respondí con obviedad.

¿Cómo era posible que no le conociera?
Es, literalmente, el chico más deseado y popular de todo el maldito poblado.

– También soy el novio de Katherine–. Balbuceó con una sonrisa.

– ¿Que eres el qué de quién?– cuestionó Lisa con la boca abierta.

Me golpeé la frente con frustración.

Lo que faltaba.

– S-soy su novio... ¡hip!

– Como Hudson se entere de esto...

– No es mi novio–. Me apresuré a contestar.

Lo último que necesitaba en ese momento es que se hiciera ideas equivocadas.

– No soy su novio... ¡Por ahora!

– Estoy... algo impactada.

– Ayúdame a tumbarlo en la cama...– Propuse algo incómoda, rezando para que cambiasen de tema de una vez.
Sin embargo, a pesar de haber aclarado que Dalton no era nada mío, ella me miró paniqueada.

Cada una le cogió por un brazo y, a duras penas, le llevamos hasta la cama en la que nosotras pretendíamos dormir.

– Katherine...– Dalton sujetó mi mano cuando quise alejarme. Tironeó de mí hasta que acabé sobre su cuerpo y me rodeó con sus brazos para abrazarme fuertemente.

Esa extraña muestra de afecto no me pareció desagradable en lo absoluto. Era un simple abrazo. Pero él y yo jamás habíamos sido cercanos. Con suerte intercambiamos dos o tres palabras cuando hacía mi jornada de limpiadora en esta misma casa. Por ello, no tenía sentido que se comportase así conmigo.

¡El simple hecho de que recordase mi nombre ya me dejó atónita!

– Te quiero mucho Kath...

– Dalton, ¿puedes explicarme qué ha pasado?– pregunté sucumbiendo ante su abrazo. Pues aunque intenté liberarme, el chico no pretendía siquiera aflojar su agarre.

Mientras, Lisa estaba sentada en la otra orilla de la cama. Una sonrisita burlesca adornaba su rostro y parecía más bien enternecida por la situación que estaba presenciando.

INVICTUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora