CAPITULO LXXVI

28.7K 3.2K 886
                                    

Avancé rápidamente, dejando a Lisa parada y llorando en medio del pasillo.
De repente y sin previo aviso dejé de caminar, pues un fuerte mareo me obligó a apoyarme en la pared más cercana.

No me había golpeado la cabeza. Nunca estuve inconsciente "solo unas horas". No me dolía el cuello por una mera contusión y muy probablemente ese tal Nadir no estaba "solo" de visita. Hudson me había asesinado y Hudson me lo había ocultado. Todos lo habían hecho.
Realmente me esforcé en buscar una explicación razonable, algo que pudiera justificar una mentira tan cruel.

No encontré nada.

Mi cerebro se volvió un torbellino de pensamientos difusos; ya no sabía qué parte de la historia era real y cual no. La cabeza me daba vueltas, como si el suelo se estuviese meciendo de un lado a otro, haciéndome querer vomitar todo lo que había comido en el día.

Acabé refugiándome en el hueco de la escalera, agachada donde nadie pudiera verme. Ese sitio se sentía agradable y yo tenía que procesar de alguna manera todo lo que Lisa me había contado.
Allí traté de hacer memoria y de recordar algo de aquella noche, mas solo me topé con imágenes sueltas, casi inconexas; lagunas y espacios en blanco.

Ni siquiera sabía en qué parte del castillo estaba, cosa que puso todavía más nerviosa. Además, haciendo tanto ruido algún miembro del servicio acabaría por encontrarme, y de solo pensar en tener que dar explicaciones por mi estado, me entraban ganas de llorar.

Por suerte eso no sucedió, y conseguí calmarme solo con unos minutos de silencio y mi propia y única compañía.

Era extraño. ¿Conoces esa sensación de no saber cómo sentirse respecto a algo? Pues así me sentía yo. Por un lado tenía miedo, miedo de no saber qué pasó conmigo durante el tiempo que estuve muerta. Por otro, estaba enfadada; todas las personas que me importan habían traicionado mi confianza. Y por el ultimo; no sentía nada.

Y digo que no sentía nada porque de verdad no sentía nada. Es difícil de explicar, pero realmente no estaba enfadada, triste o asustada. ¿Me había muerto? Sí. Pero ya estoy viva de nuevo. ¿Me habían mentido? Sí. Pero conociendo a mis amigos, puedo decir casi segura, que probablemente tenían una muy buena razón para hacerlo.

¿Puede que hubiera perdido un poco la cabeza, y que estos sustos estén empezando a afectarme mentalmente? También es posible.

La cuestión es que, después de haberlo pensado detenidamente, no me parecía algo tan grave. O sea sí, es algo gravísimo, pero no sé cómo sucedieron las cosas exactamente, y creo que debería aclarar la situación con Hudson antes de montar un drama monumental. Si ha sufrido tanto como dice Lisa, si ha dejado de comer y si lleva tanto tiempo sin dormir, no quiero empeorar la situación siendo demasiado dura. Aunque eso no quiere decir que vaya a concederles mi perdón así como así.

Después de lo que al menos fueron veinte minutos de reflexiones, mi respiración se fue ralentizando. Ahora ya estaba bastante más calmada, pero aún tenía varias dudas existenciales seguramente me quitarían el sueño:

Hudson me mató, eso me ha quedado claro. Pero, ¿cómo he vuelto? ¿y por qué no recuerdo nada? ¿Seguiré muerta y esto es el cielo? ¿el infierno tal vez? ¿llevarme estos disgustos será mi condena?

¿Pero por qué iba a estar yo en el infierno?

"Por ladrona", dijo mi vocecita interior.

Aunque eso no tenía mucho sentido, porque se supone que si te arrepientes no vas al infierno, y yo me arrepentía mucho. Es más, pensaba devolver todo lo que había hurtado por necesidad.

Sí, algún día de estos.

También existía la posibilidad de que todo se tratase de una pesadilla, pero la descarté al ver que por mucho que me pellizcaba, seguía ahí metida, ahogando las penas junto a una fregona roñosa.

INVICTUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora