Cap 06

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Fred había acompañado a Graycee hasta su cuarto, al terminar de decorar el Gran Salón.
Al ingresar ella se despidió de su amigo, y fue directa al baño. Deseaba darse el lujo de un pequeño baño relajante.

Ya que había quedado algo sudorosa con subir y bajar escaleras, cada dos por tres. Acomodar reiteradas veces los adornos hasta que quedaran perfectos, era algo que cansaba.

Al terminar, salió con una toalla blanca envuelta en su cuerpo desnudo, quien aún se encontraba húmedo. Tomo su uniforme, y ropa interior. Comenzando a vestirse. Y quejándose al ponerse su brasier y sentir el pequeño dolor de sus brazos, tenerlos levantados tanto tiempo habían jugado en contra a ella.

Subió el cierre de su falda, y acomodo su cabello largo de atrás de su espalda, acompañado con un pequeño lazo en una tira negra. Que utilizaba como accesorio para atar su melena, en una alta coleta.

Tomó uno de sus libros favoritos, con el deseo de querer ir a leerlo al patio. Ya que aún quedaba algo de tiempo para que la cena iniciara.

Se colocó por último su capa larga negra, con el logro de su casa. Y luego salió por la puerta de su cuarto, cerrando la puerta detrás de ella. Y empezando a caminar en dirección al aire libre.

Al llegar en donde las grandes paredes del castillo no la cubrían, el viento frío golpeó su cara. Haciendo que su cabello volara en todas direcciones, alejandolo por completo de su rostro. Algunas flores rosadas se habían desprendido del Árbol Boxeador, haciendo que ella abriera su mano desocupada y jugara con ellas con sus dedos.

Haciéndola sonreír cuando las flores secas rosaban su palma, y algunas quedaban escondidas en sus cabellos. Decidida a sentirse junto a un árbol solitario de los tantos que había allí, se dirigió con su libro en mano.

Sentándose en el césped cortado, con su espalda apoyada en el tronco. Al igual que la parte de atrás de su nuca. Y sin mucho más abrió su libro, apoyándolo en su regazo. Disfrutando del viento, el aire libre, y de su leída.

El sol comenzaba a bajar con gran velocidad, los minutos pasaban volando cuando ella ponía toda su atención en su libro. Los alumnos quienes estaban en el patio cada vez eran menos, hasta que sin darse cuenta ella quedó sola con los árboles.

Al levantar su mirada y ver qué todos se habían ido, se levantó enseguida al pensar que llegaba tarde a cenar. Cerró su libro y comenzó a casi correr en dirección a las galerías que llegaban a los pasillos.

Entro a la galería mayormente oscura, el viento ya no daba en su rostro. Pero su piel había quedado fría, casi helada. Con sus mejillas levemente sonrojadas, al igual que la punta de su nariz.

Cuando estaba por doblar en el pasillo solitario, casi que chocó con dos chicos quienes caminaban hacia la dirección contraria. Sus pasos apurados habían frenado al instante, intentando no atropellarlos.
Sus reflejos fueron buenos, desde siempre. Tal vez podría el año que viene anotarse en buscadora para Quiddich.

–Lo siento.–Dijo Graycee sin siquiera mirar a los chicos. E intento seguir caminando esquivándolos, pero uno de ellos volvió a ponerse en su camino.

Se vio obligada a mirarlos a la cara, con cierta confusión en su rostro. No entendía porque aquel estudiante volvía a ponerse en su camino.

–¡Pero mira a quien me vengo a cruzar! A la preciosa de Graycee Rosier. ¿Cómo estás, Linda?

No me voy a enamorarحيث تعيش القصص. اكتشف الآن