Cap 34

200 16 1
                                    

Una vez más, el agua fría que salía del grifo empapó su cara con sus propias manos. Pero aún así cuando volvía a mirarse al espejo frente a ella, su rostro seguía igual de terrible que antes.

Sus ojos estaban rojos en lugar de blancos, hinchados y llorosos. Acompañado de sus mejillas paspadas, de haberse limpiado tanto sus lágrimas.

Sus mofletes ardían cada vez que lavaba su cara, o aplicaba aquella base del color de su piel para poder disimular que no estaba tan mal... pero aquel pequeño ardor, no podía importarle menos.

El pálpito de su corazón provocaba que no pudiera, aunque lo intentara, sentir algo que no fuera dolor absoluto.

Sus pensamientos seguían rondando en aquel chico castaño, que tanto la había lastimado. Creía que jamás iba a poder recuperarse de aquello.

No cuando se trataba de la persona que había amado, y adorado con todo su corazón.

Pero Graycee pensaba que acambio, podía disimularlo. Podía fingir estar bien, pensando que de esa manera aceleraría aquel proceso doloroso. Casi tanto, como si estuviese viviendo un mismísimo duelo.

Aunque si nos pudiéramos dramáticos, o en los zapatos de nuestra protagonista, podríamos decir que el amor entre ellos. O por lo menos el amor que le tenía Graycee a Cedric Diggory había muerto.

Caminaba insegura, y cabizbaja en dirección al Gran Comedor, en donde probablemente estarían sus amigos.

No tenía idea de cómo iba a hacer para demostrarles que estaba bien, jamás les había mentido a sus mejores amigos antes. Por lo tanto, era algo completamente nuevo para ella.

Pensaba que lo mejor sería, ocultar lo que Cedric le había hecho, aunque sea por un tiempo. Porque estaba segura de que los Gemelos Weasley no iban a dejar pasar que aquel Hufflepuff no tuviera su merecido.
Sobretodo viniendo de Fred, quien era el más protector con ella.

Fred...

Al pensar en él las náuseas le revolvían el estómago. El pelirrojo había estado desde un principio en desacuerdo con su relación con Diggory, le había dicho incontables veces que lo único que él haría sería lastimarla.

Y Graycee jamás pensó que aquello podría llegar a hacer cierto, no hasta que sucedió.

Tomó aire profundamente antes de hacerse ver en la puerta de entrada al Gran Salón. Y sin pensarlo mucho más, sus pasos firmes comenzaron a entrar al comedor. En donde ya había muchos alumnos hablando entre sí, y otros simplemente comiendo.

Omitió rotundamente mirar hacia la mesa que pertenecía a Hufflepuff, porque estaba segura de que si lo veía el valor que había juntado para mostrarse "bien" se esfumaría.

Su mirada fue directamente hacia donde se sentaban ella y sus amigos. Y al encontrarlos, no le sorprendió ver a Luna ya sentada con ellos. Sentía que era una pequeña caricia al alma saber que sus mejores amigos se llevaban bien.

Se sentó en el lugar libre junto a ella, e intentó mostrar su sonrisa que tanto la caracterizaba diariamente. Y automáticamente todos los ojos se posaron en ella.

–¡Hola, chicos! ¿Como están? ¡Es un día muy bonito, verdad!

Y sin más metió a la fuerza una tostada a su boca, quien crujió al morderla. Provocando que sus cachetes lucieran regordetes al meter aquel bocado entero.

–Me alegra que estes bien, Gray...–Habló primera Luna. Dejando su revista de modas aún lado.

La nombrada se movió incómoda en su asiento, y se forzó a sonreír con sus mofletes aún llenos de comida.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: May 11 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

No me voy a enamorarWhere stories live. Discover now