Cap 23

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Graycee chillo contenta al verla y oírla hablarle. Sonrió de oreja a oreja y pronto se arrojó a los brazos de aquella señora, quien los mantuvo abiertos desde que la vio allí parada en la puerta.

Molly rio y la arropó en sus brazos, disfrutando inmensamente de volverla a ver. Y sobretodo estando realmente feliz de que ella pasara una vez más, navidad con ellos.

–¡Te extrañe mucho, Molly!–Dijo la castaña luego de que amabas se soltaran, pero sus manos quedarán tomadas.

La pelirroja sonrió enternecida al escucharla. Para Molly, Graycee era otra de sus hijas. Y siempre la defendía cuando los gemelos, sobretodo Fred se peleaban con ella.

–¡Yo también te he extrañado mucho, Cielo! ¡Tendrás que ponerme al día!–Amabas se volvieron a sonreír.

Pero pronto la mujer se le borró su sonrisa, al ver detrás de Graycee. Sintiéndose avergonzada de tener a sus invitadas todavía en la puerta de entrada.

–¡Oh, Dios! ¡Lo siento! ¡Por favor, pasen!–Empezo a decir de manera atropellada.

Graycee con su abuela y amiga soltaron unas risitas, para luego empezar a ingresar al cálido hogar de los Weasley.

–¡Tú debes de ser Luna!–Dijo la pelirroja amablemente, viendo a la Rubia entrar a su casa.

Luna asintió con su cabeza aún sintiendo, sintiéndose un poco tímida al estar en un nuevo lugar, en el cual jamás había estado antes.

–Es un gusto conocerla, Señora Weasley.

Molly le sonrió y la saludo con un corto, pero afectuoso abrazo.

–¡Puedes decirme Molly, Cariño!

Graycee sonrió a Luna en cuanto ella se puso a su lado, y ambas luego miraron hacia Fanny y Molly. Quienes ya se estaban abrazando.

–¡Molly! ¡Es un placer verte de nuevo!

–¡También me alegro de verte, Fanny!

Ellas intercambiaron sonrisas, y luego se soltaron para que la dueña de la casa cerrara la puerta, una vez que todas habían entrado.

–¿Y donde están los demás?–Pregunto curiosa Graycee.

Molly empezó a caminar por la sala de estar, siendo seguida por las recién llegadas. Quienes admiraban la casa muy bien decorada, con objetos navideños, acompañado de tonalidades rojas y verdes.

–Pues tus amigos acaban de subir corriendo hacia los cuartos, ya que empecé a correrlos con la escoba en cuanto rompieron uno de mis platos favoritos.–Explicó negando con su cabeza, y soltando un suspiro exhausto.

Fanny y Luna contuvieron sus risitas, y Graycee sonrió al afirmar que aquellos ruidos de platos rotos habían sido por culpa de los gemelos. Tal como ella lo había pensado hace minutos atrás.

–Y Ron está con Harry, y Ginny...

Y justo en ese momento, los nombrados empezaban a bajar las escaleras de manera rápida, y algo torpe. Sobretodo los hermanos quienes estaban acostumbrados a subir y bajar diariamente.

Ron sonrió al ver a Graycee allí parada en cuanto piso el suelo, y Ginny sin perder tiempo corrió hasta ella abrazándola por la cintura.

La castaña sonrió con ternura y le devolvió el abrazo a la niña, mientras su otra mano empezaba a acariciar su largo cabello lacio pelirrojo.

–¡Hola, Graycee!–Saludo Ron, y Harry a su lado simplemente le sonrió en forma de saludo.

La castaña dejó de prestar atención total a Ginny, y ambas dejaron de abrazarse para en su lugar dejar sus manos tomadas.

No me voy a enamorarWhere stories live. Discover now