Cap 21

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Las horas pasaron de manera veloz, los alumnos de Hogwarts por fin habían llegado a la estación de trenes.

Al llegar, Graycee y Luna tomaron juntas un taxi, subiendo sus maletas en el portaequipaje del vehículo.
La Gryffindor iba con un pequeño nudo en su estómago, saber que no vería a Cedric por un cierto tiempo la hacía sentir algo triste.

Pero se autoconsolaba pensando en que lo vería para año nuevo. Y que en Navidad estaría con personas que en verdad quería. Aquello podía hacerla aniñarse un poco.

Pero al parecer Luna había notado su estado cabizbajo. Por eso mientras iban sentadas en aquel taxi, la rubia había tomado durante todo el camino la mano de su amiga. A lo que Graycee sonrió con ternura, y apretó su mano entre la suya.

Para colmo, el día tampoco ayudaba. Estaba nublado, oscuro, e incluso habían truenos sobre las nubes negras del cielo. Pronto llovería, eso estaba claro. Graycee rogaba que llegaran al departamento sin mojarse.

Al llegar, Graycee pago el transporte, aunque Luna también quería hacerlo. Pero la castaña le dijo que era su invitada, y que no permitiría que hiciera aquello.

Como si todavía estuvieran rodeadas de magia, en cuanto entraron al edificio, la lluvia empezó a caer con fuerza desde el cielo. Haciendo que ambas soltaran una risita, ante la casualidad de aquello.

Arrastraron sus valijas hasta subirse al ascensor. En donde al ingresar Graycee toco uno de los tantos números del trablero. Provocando que las puertas plateadas, se cerraran delante de ellas.

–Seguro tú piso es muy bonito.–Hablo Luna admirando el pequeño ascensor.

La castaña sonrió levemente, ya extrañaba el sentimiento de volver a su casa. Estar entre sus cosas, el olor y la calidez de su hogar. Y lo que más la emocionaba era el saber que vería a Fanny pronto.

–Mi abuela siempre quiso lo mejor para mi.–Contestó Graycee aún sonriendo levemente.

El pequeño "PLIM" que emitieron las puertas al abrise y llegar al piso marcado, se hizo escuchar. Ambas jóvenes volvieron a jalar de sus maletas, arrastrando sus pequeñas ruedas por el suelo.

Graycee camino ya con la llave en mano de su apartamento, quien tenía como llavero una pequeña margarita color blanca. Quien tintineaba cada vez que el plástico chocaba contra el bronce de la llave.

–Es aquí.–Anunció la castaña parándose frente a una de las tantas puertas, de color gris oscuro. Con un pequeño número dorado en medio de esta, mostrando el departamento enumerado.

Graycee ingresó la llave y giró de ella dos veces, para luego abrir la puerta tirando para abajo del picaporte. Dándola por abierta. Entro con su valija de tras, y también Luna. Quien volvió a dejar la puerta cerrada al entrar.

Al ingresar una pequeño pasillo las recibía, con paredes blancas y cuadros de diseño en ellas. Al doblar una gran sala las recibía, con un sillón para dos personas, y otro para solo una, con una pequeña mesa de vidrio que iba a juego. Quien estaba decorada con un pequeño florero color blanco.

Los pisos eran de cerámica color claros, quienes se veían sumamente limpios y brillantes. Pero lo que más llamaba la atención de aquella sala, era el gran ventanal que había en ella.  En donde también tenía una pequeña puerta corrediza, que llevaba a un balcón pudiendo ver mejor las vistas de la ciudad desde aquella altura.

Luna sin duda estaba fascinada. Se había parado frente a la gran ventana, adorando ver cómo las gotas de la lluvia comenzaban a limpiar y mojar las calles de la ciudad.

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