Cap 33

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Sus lágrimas no paraban de caer de manera desgarradora por sus mejillas. Podía oír como su corazón golpeaba con fuerza contra su pecho, y podría jurar que con cada latido se él sentía dolor.

Sus manos temblaban mientras limpiaban reiteradas veces sus mejillas mojadas. Quienes pronto volvían a humedecerse y empaparse.

No dejaba de pensar en lo tonta que había sido, en lo idiota que se sentía por haberse dejado engañar de aquella manera.

Pero lo que más le dolía de todo esto, era que ella se había enamorado perdidamente del chico que tanto daño le había hecho.

Cada vez que imaginaba, o pensaba en su futuro. Automáticamente Cedric estaba en los planos de su imaginación, ya sea acompañándola al trabajo. Viviendo con ella en un pequeño departamento. Hasta había imaginado algunas veces, como serían los hijos de ambos si es que llegaban a tenerlos.

Pero todo eso se había ido a la basura, jamás hubiese pensado en que la persona que más feliz la hacía podría llegar a dañarla tanto.

Haberla ilusionado, haberse acostado con ella, haberla hecho enamorarse. Y sobre todas los cosas, llegar tan lejos como para rogarle que fuera su novia. Mintiéndole de todas las maneras posibles, porque ahora en lo único que pensaba Graycee es en que Cedric había sido constantemente falso cuando estaba con ella.

Todo era actuación, ella podría jurar que ambos se querían, que se necesitaban, que adoraban estar juntos. No podía entender como una persona podía jugar tanto con los sentimientos de otro.

Y mucho menos podría creer que una de esas personas podría ser Cedric Diggory. Aquel joven que hacía de todo para que los demás estuvieran cómodos a su lado. El chico que era caballeroso, amable, y respetuoso.

Aquel castaño que incluso se sentía culpable de haber pisado accidentalmente una hormiga del suelo. Simplemente Graycee no podía creer lo falsa que podría ser una persona.

Jamás lo hubiese esperado que aquel Hufflepuff el cual había comenzado a amar...

Al entrar a su cuarto, cerró la puerta detrás suyo. Sin siquiera molestarse si sus compañeras estaban allí o no, pero al ingresar comprobó que la habitación estaba vacía.

Se tiro en su cama, apretando con fuerza la funda de su almohada. Mientras sus lágrimas caían, empapando la tela de ella.

Sus sollozos no se habían calmado ni mucho menos, de hecho en cuanto ella entró a su cuarto se sintió más libre de llorar.

Los momentos que había pasado con Cedric la atormentaban en su mente. Cada uno de aquellas instancias donde ambos habían estado juntos, en donde se reían, se besaban e incluso iban más lejos.

Su estómago se revolvía, haciéndole sentir náuseas al pensar en sus encuentros íntimos. Tan solo pensar en sus labios en los suyos, hacía que su cuerpo entero temblara de tristeza.

No quería estar sola, quería estar acompañada. Pero no podía ir con la persona que realmente quería.

Pensaba en que Fred solo iba a regañarla, y recordarle nuevamente que él se lo había dicho. Porque eso era cierto, Fred Weasley le había dicho incontables veces que Cedric no la merecía.

No se sentía con las fuerzas de aguantar sus regaños, y eso solo hacía que ella llorara aún más. Al pensar en que tarde o temprano, Cho se encargaría de que todos en Hogwarts supieran lo que había pasado.

Al pasar los minutos, quienes sin que Graycee se percatara de ellos, fueron horas. Ya que pudo notarlo, porque el sol en su ventana se empezaba a hacer más débil. Eso indicaba que la tarde-noche empezaba a acercarse.

No me voy a enamorarWhere stories live. Discover now