Cap 07

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Comienza a removerse sobre su cama, sintiéndose completamente descansada. Pensando en cuanto tiempo había pasado en que no dormía así de bien, como justo ahora.

Se acurruco aún más en su cama, abrazando su almohada más fuerte contra ella. Subiendo una de sus piernas sobre la tela blanca lisa, como acostumbraba a hacer cuando dormía.

Acomodo aún mejor su cabeza, un poco incómoda al sentir como estaba apoyada en algo no mullido. Pero no le dio mucha importancia, ya que en ese momento comenzaba a concentrarse únicamente en su olfato.

Un olor muy peculiar, y nuevo empezaba a sentir. Aquel olor no era el que sus sábanas tenían siempre, era más fuerte y abundante. Un olor que ya había sentido antes, pero no lograba distinguir que era.

Su ceño se frunció levemente, y movió su cabeza contra las sábanas. Haciendo que la piel de su rostro raspara ligeramente con aquellas telas, dándose cuenta también que no eran tan suaves.

Su nariz se pegó más profundamente a aquellas telas, aún con sus ojos cerrados, no queriendo todavía abrirlos. Su nariz fue subiendo hasta tocar algo mucho más suave, y donde aquel olor se sentía con más fuerza.

Y fue ese el instante en donde Graycee pudo reconocer que aquel olor pertenecía a una colonia de hombre. Sintió también un fuerte apretón en su cintura, acompañado de una pequeña risita ronca.

Sus ojos se abrieron completamente asustados, pegando un pequeño gritito agudo. Sentándose al instante en su cama.

Su respiración era rápida y agitada, el susto aún seguía en ella. Pero se tranquilizó un poco al ver que aquel olor, que aquellas telas no tan suaves, y aquello no tan mullido era nada más que el cuerpo de Cedric Diggory.

Su ceño volvió a fruncirse sintiéndose confundida, pero su sonrisa al mirarlo medio adormilado, la hizo llenarse de ternura. Estaba cayendo en los encantos del Hufflepuff.

Cedric pasó sus manos por su rostro, intentando quitar todo rastro de sueño que quedaba en él. A la vez que llevo sus cabellos que le molestaban en su rostro, mientras soltaba ciertos quejidos roncos con su garganta.

Parecía que él también, había dormido estupendamente.

Graycee aún no podía creer lo que veía, no podía hablar. Porque toda su atención estaba en él, en lo precioso que se veía aún cuando recién despertaba. En cómo estaba algo desorientado al despertarse, en cómo sus cabellos se veían aún más claros y lindos a la luz del sol que entraba por la gran ventana.

Y fue cuando se dio cuenta que absolutamente todo del físico de Cedric Diggory le atraía.

Su mirada cayó a sus labios sin poder resistirse a no verlos. Se los veían secos, finos, delicados, y tan besables. Graycee deseaba besarlo.

Cedric quitó sus manos de su cara, y al ver a la chica ya sumamente despierta sonrió. La había pillado mirándolo, algo que no le molestaba en lo absoluto. Porque incluso en la noche, cuando Graycee ya se encontraba profundamente dormida, él la miró y detalló por horas. Hasta quedarse dormido también.

–¿Como durmió la Señorita Dormilona?–Hablo con voz ronca y juguetona, sin dejar de ver los ojos miel de ella. Con una pequeña sonrisa que escapaba de su propio rostro, mágicamente se encontraba contento cada vez que estaba con ella.

No pudo no evitar observarla también, pensando en que como ella podía ser tan bonita. Aún cuando recién se despertaba, a cara lavada, sin una gota de maquillaje o arreglamiento de cabello.

La luz del sol daba en los ojos de ella, haciéndolos ver más claros. Con junto a sus pestañas largas y claras, y sus cabellos ciertamente despeinados. Pero ante los ojos de él, se veían preciosos desordenados.

No me voy a enamorarWo Geschichten leben. Entdecke jetzt