Mi Novio el Narco

¿El fin?

Narrador omnisciente.

Al final, Julieth no solo estaba dolida porque, quien creía, era el amor de su vida, la había abandonando. Le dolía el alma, al ver como una a una, las cosas que quería, le eran arrebatadas de las manos, su amor, su amistad, su libertad.

A Daniel lo había cegado el odio, el rencor y el no llegar a entender lo que Alejandro hacía por él, porque si, por muy estúpido que sonará, Alejandro se ponía cargas encima que no le pertenecían y el pensar que Daniel tendría una vida tan infeliz como la de él, lo llevaba a cometer errores.

Verónica dejo a un lado su tranquilidad, se atrevió a abrir de nuevo su corazón, a sentir de nuevo aquello que en algún momento la había destruido por completo. No se arrepentía de amar a Alejandro, ni de estar dispuesta a dar su vida por él, porque, a fin de cuentas, había sido él, quien le había ayudado a encontrarse, a ver y sentir algo mas allá de lo que estaba acostumbrada.

Camille llevaría a Daniel en su mente y corazón. Pero no a aquel que iba a matar a su hermano, sino a aquel que sonreía luego de ganar una pelea, aquel que le había secado las lágrimas en diversas ocasiones, quien la abrazaba y le revolvía el cabello para que se enojará, porque ese, era su hermanito, su bebé, su pequeño. El verlo perdido, lo único que causaba en ella, era dolor, era ver como había fallado, como nunca se había dado de cuenta de que él estaba sufriendo.

Alexander también había sido participe de eso, se sentía un peón en el asunto, Julieth lo había usado a su antojo, había asesinado a las dos últimas personas que tenía. Y aunque Samuel le estaba dando una segunda oportunidad y un propósito, no evitaría que todos los días, él cargará con esa culpa, nunca se despidió de su padre ni valoro lo que tenía, se sentía rendido de alguna manera.

Dominic era la viva imagen del amor, capaz de hacer cualquier cosa por la mujer de su vida. La viva imagen de la lealtad, capaz de dar su vida por quienes quería y no solo eso, soñaba con salvar la vida de los demás. Tenía un corazón enorme, se sentía fuerte y dispuesto a cumplir sus sueños. Había escogido bien a su familia, su apoyo y su fuerte.

James, con todo el miedo del mundo por su hijo, pero estando feliz, porque no, no era lo que quería para su futuro, pero se sentía bien con eso, tendría una mini versión suya, otra persona y otro motivo para seguir de pie. Tendría que madurar, sanar y liberarse de todo aquello que intentaba atormentarlo, pero creía en él y eso era mas que suficiente.

Angelica tendría otra responsabilidad encima, no sabia que diría su padre. Estaba asustada, nerviosa, no tenía dinero, ni trabajo, no sabia si James se haría a cargo del bebé. Las chicas la apoyaban y eso era reconfortante. En todo caso, ella sabia que tendría que cambiar y mejorar, al igual que James, sanar. Dejar su pasado atrás, cumplir sus sueños, replantearse su futuro, pero, estaría bien.

Mientras eso, Alejandro había tenido una evolución, acostumbrado a tener todo lo que quería, a llevar un vació entre pecho y espalda, una tormenta encima. Dejo todo a un lado, por primera vez en toda su vida, se permitió amar, seguro de que Verónica era la indicada, seguro de que curaría una a una sus heridas, pues, ya no se sentía consumido por la soledad. Ya no tenía a su hermano y al igual que Camille, llevaría un recuerdo bonito de él. Sabia que su error era odiar, odiarse él e intentar odiar a los demás, saco un peso de encima y poco a poco, mejoró.

De Gregorio y Samuel no hay mucho que decir, ya eran viejos, tenían experiencia, pasaron por cosas terribles toda su vida, se negaron a cambiar. Pero no dejaron a su familia, si, eran egoístas, muchas veces nadie entendía el porque de sus acciones. Pero, al igual que todos, siempre buscaron hacer lo mejor y sobrevivir en este mundo. Como padres, habían cometido infinidad de errores, conscientes de eso, no intentaron justificar nada, también habían entendido aquella lección que les daba la vida; debían pedir perdón y perdonarse ellos.

Por último, queda agradecerle a aquella chica misteriosa, si, esa que le salvo la vida a Alejandro, evitando otro dolor, otra perdida, sin animo de recibir algo a cambio, solo esperando a que Verónica fuera salvada."

Fin.