Prólogo

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El cuerpo sin vida de Lavender Brown yacía en la mitad del vestíbulo.

Los estudiantes aun medio dormidos que se dirigían al gran comedor para el desayuno eran recibidos por la sangre de la chica. Gritos de sorpresa y llantos desesperados acompañaban la tétrica escena.

Los prefectos intentaban sin mucho éxito impedir que los menores se acercaran al lugar, pero eran pocos y el interés podía más. Las niñas lloraban abrazadas unas con otras, el estremecimiento era mucho, sin embargo, se rehusaban a irse. Los chicos se hacían los fuertes consolando a sus compañeras, la verdad todos deseaban salir de allí.

Draco Malfoy como buen Slytherin mantenía la compostura, si bien no era el primer cadáver que tenía la desafortunada suerte de observar, la experiencia nunca sería agradable.

Luego de lo que parece una eternidad, los maestros por fin aparecen en el vestíbulo, se escuchan claramente las exclamaciones de sorpresa y de forma rápida Dumbledore levita el cuerpo de la chica y se lo lleva. Draco supone que, a la enfermería, todos los presentes saben con certeza que ya es demasiado tarde.

Nadie entiende que sucede, no dicen que Hogwarts es el lugar más seguro y que Dumbledore protegería siempre a sus estudiantes. No es como en segundo que había chicos petrificados y con pociones los despertarían, este en un claro asesinato. Todos tienen las mismas preguntas ¿Porque la chica? Y aún más importante ¿Quién es el asesino? ¿Sigue en el colegio? La culpa obvia será para Voldemort, lo que significa que ha encontrado la forma de vulnerar las barreras de la escuela y que ahora los estudiantes corren peligro.

La mirada del príncipe de las serpientes cae entonces en el trío de oro. La sangre sucia se encuentra derramando lágrimas silenciosas en el hombro de la Weasley menor, quien a su vez intenta calmar a unas niñas de segundo. La comadreja está solo allí de pie observando a la nada, sin parecer que respira, Draco cree recordar rumores de que el pelirrojo salía con la chica muerta.

Pero no es por ninguno de ellos que su mirada sigue fija en el sitio donde están. Lo que llama su atención como siempre es Harry Potter, el niño que vivió y futuro salvador del mundo mágico. Potter tenía un extraño brillo en su mirada, que acaso no debería estar triste y abatido, la chica era de su tan amada casa, ¿Porque parece que la situación le es indiferente?

El elegido voltea al sentir una mirada pesada sobre él, Draco esperaba cualquier cosa, desde un inicio de pelea hasta lágrimas, pero jamás esa perversa sonrisa casi imperceptible que recibió. Entonces el azabache le guiña un ojo para luego colocar su mejor rostro de melancolía, el corazón de Draco se acelera y por primera vez en todos esos años siente miedo de Harry.

Y es aquí donde salen las dudas que han perturbado la tranquilidad de Draco, él se pregunta, de verdad que lo hace, ¿Es acaso el único que lo ha notado?, realmente está obsesionado con Potter o en Hogwarts todos están tan ciegos que omiten los detalles importantes.

La mirada de Harry no es ni remotamente la del niño que conoció en la tienda de túnicas, ni la que tenía en su primer día en Hogwarts o la que derrotó a un basilisco, ni siquiera la que entró en un laberinto y regresó con un cadáver. Esa mirada cálida que transmitía paz ahora no refleja nada, solo es fría y Draco la reconoce porque es igual a la suya.

Sus gestos, su caminar, hasta su forma de hablar, por Merlín nada en él es lo mismo. No es un chico con el corazón destruido y esperanzas muertas, es uno con sed de venganza y ganas de destrucción. La sonrisa que les brinda a todos es demasiado falsa, los Gryfindor que los rodean constantemente es lo único que permanece igual.

McGonagall ordena a los estudiantes regresar a sus respectivas salas comunes. Potter se aleja del grupo que se dirige a su torre, la curiosidad pesa más que todo instinto de precaución Slytherin en Draco y lo sigue, la sensación de que el chico de oro oculta algo está latente. Un salón en desuso es su destino, logra detener la puerta antes que Potter la cierre, y lo que ve no lo hubiese esperado jamás.

—Ya te lo he dicho, nadie sospecha nada —Potter le habla a la chimenea, que Draco está seguro no estaba allí antes.

—Más te vale, esto no puede fallar Harry. —Reconoce esa voz, lo ha torturado demasiado, es la voz de sus pesadillas, la de todos sus miedos.

Draco no puede detener el gemido de sorpresa que sale de él y Potter voltea, sus ojos, nunca los había visto así, tienen un destello que raya en lo tenebroso.

— ¿Sucede Algo Harry? —Pregunta la voz en la chimenea. Si alguien le dijera a Draco lo que sucede pensaría que es una mala broma.

—Nada Padre —Harry dice la palabra casi en un siseo y mira a Draco directo a los ojos—. Todo muy bien, de hecho, mejor que nunca, debo despedirme —Draco quiere moverse, pero no puede, parece presa de un hechizo paralizante. Padre, Voldemort padre de Harry, eso no puede ser, se supone que es el niño que vivió, que salvaría al mundo mágico de la oscuridad.

—Malfoy. —Su tono de voz le erizo por completo, el miedo se apoderó del rubio nuevamente—. No dirás nada ¿cierto? —Se quedó en silencio, no podía hablar.

Cada segundo que pasaba Potter se acercaba más a él y el Slytherin decidió que era un juego que él también podría jugar.

—Draco —Harry pasaba con delicadeza su mano por la mejilla de el rubio.

—No. —Valoraba su vida, claro que lo hacía, era consciente del gran lío en el que estaba, debía hacer lo que Potter dijera o lo pagaría muy caro. Respiro y se armó de todo el valor que pudo, subió la manga de su túnica enseñando la marca tenebrosa, monto su máscara y sonrió sínicamente—. Tal parece que estamos del mismo lado.

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Definitivamente necesitaba escribir mi versión de un Harry Dark siendo hijo de Voldemort.

¡Bienvenidos a una retorcida historia!

La Oscuridad del León Where stories live. Discover now