La Oscuridad del León

11 - El lado correcto

Los amigos de verdad te apuñalan de frente. ~Oscar Wilde.
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Aceptar la verdad es difícil, mucho más si está dispuesta a lastimarte. Sirius es consciente que negar los hechos solo va a conseguir que su dolor aumente, pero el estado de negación al menos le brinda un poco de consuelo. Su hermano, su sangre, es cierto que en su adolescencia fueron las peleas lo que abundaba, aun asi el cariño seguía existiendo. Es culpa de su madre se repite Sirius, ella puso todo de si para hacerles ver sus diferencias, alejar a Sirius, la mala influencia de su Regulus, el hijo perfecto.

Es irónico, nunca se está preparado para las vueltas que da la vida, probablemente en otras circunstancia y si le pasara a alguien diferente, Sirius se reiría. Lo piensa, a final de cuentas reír es mejor que llorar y eso hace, una risa amarga que brota de su interior, de su tristeza, una burla o un reclamo al destino y sus caprichos.

A su hermano lo entrenaron para ser un sangre pura digno, se hizo un festejo cuando se unió a los mortifago, en vano pues el joven termino por traicionar los ideales de su familia, renunciando a la marca y cambiándose al bando que antes aborrecía. Lo contrario a lo que sucedió con él, Sirius en su juventud se unió a la orden del fénix y ahora porta la marca tenebrosa en su brazo. Claramente él y su hermano no estarán del mismo lado jamás.

Sirius puede ver a su pareja mirarle preocupado, le da una pequeña sonrisa que pretende ser tranquilizadora, respira y acepta la realidad.

Severus y los chicos deben regresar a Hogwarts, el mundo continua, el plan sigue en marcha, Dumbledore hizo una buena jugada y que noten que no están en el colegio disminuiría su oportunidad de empatar la partida.

La despedida es silenciosa, su ahijado entrega el horrocrux recuperado, la misión que gracias a la buena imagen de Harry funcionó. Lo miran, y se retiran, es tan hipnótico como la llamas crecen, como el fuego los transporta.

—Black. —Sirius voltea, Voldemort lo observa de forma indescifrable—. Tienes que conseguir que el elfo doméstico te diga la verdad.

—Lo hará, ese elfo no podrá mentirme de nuevo.

— ¿Que harás si te toca enfrentar a Regulus? —pregunta Lucius siempre tan oportuno.

—Lo sabre cuando ocurra Malfoy —dice el animago.

Mas que dolor el rostro de Sirius muestra rabia, ira por llorar a alguien que sigue vivo, decepción porque al final a su hermano no le importo nada que no fuera el mismo. Furia pues en vano son las lágrimas derramadas para quien lo mando a la cárcel, quien participó en el asesinato de su mejor amigo, su otro hermano, y de una de las mejores personas que conoció en su vida, la chica pelirroja que dio su vida queriendo salvar a Harry.

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Sin poder zafarse de asistir al cena de Halloween, Draco se encontraba al igual que todos en el Gran comedor. Extraño es la palabra para definir el evento, unas semanas atrás apareció el cadáver de una chica, al ver su fantasma casi mueren con ella y ahora resulta que festejan Halloween, que sonríen, bromean y están felices.

En la mesa de los profesores Dumbledore portaba el rostro de felicidad más grande del lugar. Un gesto de victoria que molesta a Draco.

—Draco ¿te sientes bien? —pregunta Theo a un lado.

—Si, solo no tengo apetito —dice apartando el plato, eso llama la atención del resto de sus amigos, estos parecen entender que Draco no quiere hablar.

Harry por otra parte siente su sangre hervir, enojo creciendo. Irremediablemente también vio a Dumbledore, solo espera que digan que pueden salir, no cree ser capaz de fingir mucho tiempo que no pasa nada. Hermione y Ron lo miran preocupados, de seguro asumirán que se trata del día, de la muerte de su familia y tienen mucha razón.