31 - Las tres damas

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Existe una diferencia asquerosamente abismal entre ser "el que ayuda" y ser el que carga con la responsabilidad última. ~Camilla Läckberg.
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Oscuridad, oscuridad, oscuridad.

Se nota aterrado, a su alrededor solo hay una infinita oscuridad, un fuerte vacío que le traga, es pesado, le asfixia. Intenta levantarse y descubre que no puede, se horroriza, no siente su cuerpo, quiere gritar y las palabras se atascan en su garganta, lágrimas de desespero que no llegan a salir.

No sabe cuánto tiempo lleva allí, pero a cada segundo tiene más ganas de morir, entonces es esa la resolución que cobra fuerza dentro de su cabeza. Estoy muerto, repite una y otra vez hasta que lo acepta, son justo esas las palabras que logran escapar de sus labios, estoy muerto.

Entonces es una certeza, pero ya no se percibe el miedo, es una sensación extraña la que alberga pero no es miedo ¿Paz? No, no es eso, no puede sentirse en paz cuando dejó muchas cosas sin resolver, que apenas trataba con su padre, que se había enamorado, una maldita guerra en curso.

—Él chico es diferente —dice una voz desbordante en curiosidad y Harry descubre que no ha estado solo.

— ¿Quién está allí? —pregunta Harry.

Silencio.

Frio, mucho frio.

No hay aire, no consigue respirar, pierde la conciencia, imágenes al azar de su vida.

Un niño estrenando un escoba de juguete, sonriendo y volando unos pocos centímetros del suelo, una mujer pelirroja que regaña a su mejor amigo, el hombre mayor del grupo entrando a la escena aterrado por ver a su hijo volando, otro hombre de ojos grises riendo y uno de cabellos largo negando con su cabeza.

Gritos, su pequeño cuerpo tiembla, la chica pelirroja lo lleva a su habitación, pero él quiere a sus papás, llora llamándolos. Un hombre de cabellos blancos entra, no entiende que dice pero su madrina está enojada, un rayo de luz que lastima sus ojitos la golpea, ella no se mueve y el pequeño se asusta, el otro hombre solo sonríe. Su papá llega, él intenta advertirle del hombre malo, pero sus palabras aún son balbuceos, llora mucho más cuando el cuerpo de su padre desaparece.

Una señora le regaña por no saber comportarse, no se parece en nada a su madrina, ella le quería, esta señora solo le grita mientras un niño le hace mofas. El hombre gordo se aparece y quiere correr a ocultarse para que no le lastime, pero el niño se interpone y le alcanza, son varios golpes dolorosos los que cubren ahora su cuerpo.

Un chico rubio parlotea de cosas de magia que el Harry de 11 años aun no comprende, le parece lindo pero le molesta la actitud que toma con el hombre grande.

Conoce a su padrino, le asombra ver al gran perro que le perseguía convertirse en humano, su profesor de pociones le sujeta para que no haga una locura, que le dé la oportunidad de explicarlo. Lo hace y para cuando terminan hierve en molestia, molestia con Dumbledore por enviar a un hombre inocente a la cárcel, por asesinar a su familia, por arruinar su vida.

Felicidad, es raro ver a su padre salir de un caldero pero es felicidad lo que le abriga, a una parte de si le aterra el resultado de todo, pero se calma cuando se cruza con los ojos rojos, extrañamente ese brillo maligno le da tranquilidad. No sabe cómo actuar, se soluciona cuando Voldemort se acerca, toca su rostro, él habla sobre el increíble parecido a su pareja, y lo abraza, pidiendo perdón.

Una tarde nevada en Hogwarts en el lago cerca del bosque prohibido hablando con el rubio, este sentado en su regazo, es un silencio agradable, casi mágico, y lo deduce, que se ha enamorado, ya no le asusta ese pensamiento, aún no cree del todo que merezca al rubio, pero hará lo necesario para que se quede a su lado.

La Oscuridad del León Where stories live. Discover now