13 - Verdades sobre la mesa

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Si no es posible volver a los sitios de los que has partido, no es porque los sitios cambien, sino porque cambias tú. ~Lauren Oliver.
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A Sirius Black le tomo dos días reunir la valentía suficiente para enfrentar a su elfo doméstico y tres horas más de caminata en el parque del frente para decidirse a entrar en Grimmauld Place. Su miedo no es al elfo sino a la confirmación de lo que ya él sabe. Es irónico pues debería estar feliz porque su hermano aún vive, pero en el fondo alberga la esperanza de que sea una confusión, ya que si es cierto significaría que su hermano era culpable de una serie de crímenes en contra de su familia sin lazos de sangre.

Le gustaría decir que entro en el número doce con paso firme y determinación. No fue asi, lo contrario, su pulso tiembla mientras empuja la puerta, vacila unos segundos en los escalones antes de iniciar el camino. El pasillo oscuro es un indicador de la soledad que presenta la casa, avanza en silencio evitando despertar el retrato de su madre, lo último que necesita son sus tan estresantes y terroríficos alaridos de molestia.

Baja despacio hasta la cocina, el fuego en la chimenea a punto de apagarse, agregando al ambiente el toque sombrío, uno que no faltaba en la casa. La criatura que busca no se encuentra en la cocina, su cabeza imagina que ahora el elfo está contando secretos a Regulus.

—Kreacher. —Llamó cansado, un tono amargo que si Kreacher seguía bajo sus órdenes iba a alertarlo.

Momentos después Kreacher hizo presencia en la oscura cocina, sus comunes insultos que creía nadie escuchaba haciendo eco en el lugar.

— ¿Que puede hacer Kreacher por el amo? —Dijo apenas vio al heredero Black—. Que diría mi ama, atendiendo a un traidor a la sangre —añadió después.

—Haz silencio Kreacher —Hoy Sirius no tenía humor para las estupideces del elfo—. Bien, te hare unas preguntas, tienes orden de responder con la verdad, de lo contrario recibirás una prenda y tendrás que abandonar la casa. —Kreacher abrió sus grandes ojos y cerro los puños de rabia por la insinuación de que dejaría la casa.

—Lo que necesite saber el amo. —La voz bajita y llena de molestia.

Sirius inhalo profundamente, mantuvo el aire en sus pulmones durante unos momentos antes de soltarlo con brusquedad.

— ¿Dónde está el guardapelo que saco Regulus del lago? —Una pregunta sencilla que ya el elfo le respondió, la mentira de que hace tiempo lo intentó destruir, pero al no poder lo escondió de nuevo, perdiendo el guardapelo en el transcurso de los años.

—Kreacher ya le conto al amo que perdió el guardapelo —repitió de nuevo el elfo, esta vez Sirius lo noto, Kreacher hacia pequeños movimientos como intentando golpearse, la indicación de que mentía.

—Siguiente pregunta —esta vez decidió que ya no perdería el tiempo—. ¿Regulus estuvo en la casa?

Kreacher transformo su rostro en una mueca de terror, mientras negaba fervientemente con la cabeza, esa era la confirmación, pero a Sirius no le basto, en cambio saco su varita mágica apuntando al elfo, sin importarle la reacción que este tuviese.

No era el mejor en el arte de leer mentes y nunca utilizo el hechizo en una criatura, pensó que no podía ser muy diferente, y tuvo razón, de inmediato se vio sumergido en los recuerdos del elfo, busco a tientas entre las imágenes que surgían.

Y allí estaba lo que buscaba, un Regulus muy vivo de cabello largo y facciones maduras, un digno Black. No alcanzo a escuchar las indicaciones que le dejaba a Kreacher pues fue expulsado del recuerdo. Se vio a sí mismo en el suelo con Kreacher apuntando su dedo.

La Oscuridad del León Where stories live. Discover now