La Oscuridad del León

21 - La familia unida

El amor es todo aquello que aún puede traicionar, la traición sólo puede ocurrir si tu amas. ~John Le Carré.
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Los sucesos siguientes ocurren en un abrir y cerrar de ojos. Harry continúa con las emociones rebosando en su mirada al igual que su padre, no puede evitar mirarlo cada ciertos segundos. Luego de unos minutos sabe que necesitan irse, el lugar no es nada seguro.

Con ayuda de Draco, Harry levanta a su padre, a James le cuesta mantenerse de pie, aun así, a pesar de lo entumecido que se siente, lo logra.

Avanzan lento hasta la salida de la cabaña. Rabastan lidera al grupo con su varita en alto, atento a cualquier indicio de que se podría presentar batalla, apuntando hacia el más mínimo ruido, en realidad todos van al pendiente, no queriendo esa alerta de que las cosas se han ido por un mal camino.

Afuera de la pequeña casa se detienen, antes de que separen en busca de Bella, la mujer aparece, una sonrisa que es una mezcla entre radiante y maniática cubre su rostro, el cuerpo de Regulus inconsciente flota a su lado como si fuera un globo.

—Extrañaba a mi primito, el menor de los Black —dice Bella riéndose, el resto de las personas no pillan el chiste, no lo mencionan, esa es ella.

Se las arreglan para aparecer en la mansión, la tranquilidad de que al menos por el momento pueden respirar en paz, tomarse un minuto de descanso, la esperanza brota recorriendo las almas, una ilusión de que existirá una mejora.

En el transcurso de la salida ellos no lo notan, pero Dumbledore consiguió llegar hasta la cabaña luego de recibir el mensaje de Regulus. El hombre abandono la escuela de inmediato, moviéndose a toda prisa con intenciones de impedir el desastre. Llegó demasiado tarde, el desastre ya estaba armado y su presencia no era de ayuda, al contrario, solo lo empeoraba.

Dumbledore bajo un hechizo se tomó un respiro para analizar y entender lo que sus ojos le muestran, ve con claridad la trampa en la que ha caído. Se reprende a sí mismo, sin aceptar como fue que pudo dejarse engañar por un niño. La edad y experiencia le supondrían una ventaja, pudo ser justo eso lo que le jugó en contra, provocando una ceguera, creyendo que la situación se dirigía por el camino que él había proclamado, cuando se desvío desde hace tiempo.

Estudia el pasado, buscando ese instante en que perdió el control de Harry, intuye que la culpa es de Sirius, él ha estropeado sus planes.

Dumbledore no lo entiende, pero el destino lleva marcado meses, años tal vez siglos. Nada ha pasado que no estuviera en planes, el destino ha entretejido los acontecimientos, ha dado los empujones necesarios para llegar al fin o tal vez al comienzo.

El hombre mayor regresa al colegio, su mente enojada, su ser colapsando, no hay espacio de lastima, se endereza. Él también tiene piezas que jugar, esa partida se las concede. Eso si la batalla final sigue, toma el relicario en el bolsillo de su túnica, da la vuelta en los jardines, en su jugada maestra, la mejor forma de que todo sea igualitario.

Recuerda a Regulus, debe encontrar la forma de rescatar al joven, supone un problema, le toca iniciar una correcta actuación, ya ha recibido un mensaje del ministro, por supuesto que Lucius no traicionaría a su señor oscuro, en cambio usaría esa carta en contra de Dumbledore, ni modo le toca defenderse.

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El tiempo sigue estancado cuando el grupo se presenta en la sala de la mansión. Una parte de los mortifagos de vuelta, ellos celebran que el ministro, es decir Percy, les ha dado una pequeña victoria, Dumbledore fue suspendido de su cargo de director, en una semana se hará una especie de juicio, uno que será arreglado para que Dumbledore lo pierda. Y además un grupo de aurores fue en su búsqueda con intenciones de rescatar a Draco.