La Oscuridad del León

29 - Estrategias de salvación

Conocía aquel carácter y se reconocía en él, el de los perpetuamente cabreados con el mundo, el de los que creían que la vida les debía algo y se revolvían ante la sangrante injusticia de que siempre les fuera negado. ~Dolores Redondo.
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—Las reliquias de la muerte son un cuento para niños —dijo Lucius.

—Eso creía en mi niñez, pero son reales, fui por mucho tiempo el dueño de la varita de saúco. Dedique mi juventud a encontrar las reliquias restantes. —contaba Grindelwald la vieja historia.

— ¿Y no pudo hacerlo? —Siguió la corriente Lucius bastante incrédulo.

—No, ya conocen la razón por la que mi búsqueda se vio interrumpida. —Grindelwald se detuvo considerando sus siguientes palabras—, Dumbledore estaba igualmente interesado en las reliquias, con él en libertad pudo acercarse a ellas.

— ¿Cómo se podría identificar a una reliquia? —preguntó Draco con curiosidad.

—Es sencillo, les puedo mostrar si me prestan una varita —las miradas de todos fue igual, no pensaban que sería una buena idea—, no haré nada, sigo siendo una persona y ustedes cuatro, —dijo refiriéndose a James, Tom, Lucius y Draco.

Desde su llegada informaron a Grindelwald de varios planes en marcha, que él les contara de las desventajas de Dumbledore. Accidentalmente se enteró del estado de salud de Harry, quedo bastante sorprendido al saber que el malvado señor oscuro tenía un hijo, lo que él consideraba una debilidad, no lo menciono en voz alta.

Algo renuentes aceptaron decirle de que se trataba, fue entonces que sugirió que convirtiéndose en el amo de la muerte cualquier maldición que le afectará al chico iba a desaparecer. Eso los llevó a la conversación sobre las reliquias de la muerte e intentaba probarles su existencia.

—No perdemos nada con intentarlo. —Draco le paso entonces su varita, el resto de las personas le apuntaron de inmediato a Grindelwald.

—Solo dibujare el símbolo.

—Estaremos asegurándonos de que sea asi —le respondió Tom, su varita lista para soltar maldiciones. Grindelwald se vio exasperado.

—Estoy de su parte, confíen un poco.

—Deberías aprenderlo, la desconfianza pudo evitarte que Dumbledore te mandara a la cárcel durante tanto tiempo.

No respondió a lo dicho por Voldemort, en cambio pronuncio un hechizo en voz alta que le permitía dibujar en el aire con la varita mágica. Explico cada dibujo, representando la capa, el anillo y la varita de sauco.

—Y este magos es el símbolo de las reliquias de la muerte.

— ¿No comete un error? —todos voltearon a ver a Draco que fue quien pregunto, su semblante era pensativo.

—Para nada muchacho.

— ¿Lo reconoces Draco? —El chico asintió hacia su padre.

—Es un cuento, de ahí viene tu recuerdo...

—Esas marcas estaban en el anillo que Harry y yo recuperamos del despacho de Dumbledore. —Detuvo Draco a Lucius.

— ¿Seguro, no te confundes? —Tom se sorprendió, la única razón por la que el anillo acabo convertido en un horrocrux fue a causa de los alardes de Sorvolo Gaunt acerca de la herencia—, ¿Los Peverell tienen algo que ver con las reliquias?

—Se dice que fueron ellos quienes las crearon. —Le respondió Grindelwald.

—Sorvolo alegaba que el anillo pertenecía al linaje de los Peverell.