Epílogo

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CINCO AÑOS DESPUES

Era una hermosa noche de otoño, Harry observaba su reflejo en el espejo de la habitación cuando sintió una brisa helada recorrer su piel, su primer instinto fue voltear hacia la ventana del balcón que actualmente se encontraba cerrada. Lo medito unos segundo antes de dirigirse en pasos suaves hasta allí.

—Hace mucho que esperaba su visita —susurro Harry aparentemente a la oscuridad, el viento llevándose sus palabras.

—Teníamos trabajo que completar joven Potter —respondió una bella mujer que apareció como si estuviera flotando en el aire—, Pero no olvidamos nunca.

—Buenas noches —dijo en cambio otra de ellas, siendo saludado con un simple gesto por la última.

—Es momento de dar por terminado nuestro trato —mencionó la primera dama.

—Por supuesto —fue la única respuesta de Harry.

— ¿No has destruido la capa? —preguntó una de ellas, siendo más una afirmación.

—Me costará desprenderme de ella, ha estado en mi familia desde siempre según tengo entendido.

—Es cierto, probablemente la única reliquia que no estuvo en malas manos.

—La varita y el anillo fueron destruidos —confirmó Harry—, ¿Por qué tardaron tanto?

—Nuestro trabajo solo estaría completo cuando todos los que usaron las reliquias para el mal hubiesen muerto —habla la mayor.

— ¿Se refiere a que Dumbledore ha muerto? —ella no responde solo sonríe.

—Vive una vida feliz —se despedían—, Puedes quedarte con la capa, ya no hay nada que nos ate a este mundo. —Harry no entendió la última parte, suponía que todas las reliquias debían ser destruidas.

—Hasta nunca Harry Potter —dijeron al unísono antes de que Harry pudiese hablar. Desaparecieron en el aire como si nunca hubieran estado allí.

El chico se quedó en el balcón con la mirada perdida, recordaba lo que fue su trato con las tres damas. En un inicio la propuesta consistió en permitirle regresar con salud al mundo terrenal, trayendo consigo futura gloria y poder, a cambio exigirán su vida en unos años, Harry para sorpresa de ellas no aceptó, siendo la primera persona en rechazar un trato.

Entonces fue cuando un nuevo y diferente trato surgió, la misión de Harry era destruir las tres reliquias de la muerte, una vida por cada reliquia. Las damas vivían una especie de maldición, atadas a los objetos encantados. Ese fue un trato que Harry pudo aceptar, ahora años después ellas eran libres.

— ¡Harry! —Un grito lo sacó de sus pensamientos, preocupado regresó de inmediato al cuarto en búsqueda del rubio.

— ¿Qué sucede Dragón? —preguntó Harry al encontrarlo a medio camino del baño.

El rubio se acercaba a pasos lentos medio desnudo, pequeñas lágrimas se formaban en su ojos y corrían por su mejillas enrojecidas.

—Estoy horrible, nada me queda bien —gimoteaba Draco lanzando una camisa al suelo. Harry entonces respiró con tranquilidad comprendiendo la actitud de su encantador esposo.

—Yo te veo tan hermoso como siempre cariño —Harry no pudo evitar la risita que escapó al final de sus palabras consiguiendo que el rubio se fuese enojado despotricando contra él.

— ¡No te rías de mí! —exclamó Draco haciendo pucheros mientras regresaba a la habitación con más ropa en sus manos que terminaban en la cama de forma descuidada.

La Oscuridad del León Where stories live. Discover now