10 - Halloween (Parte 2)

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¿Qué es peor, el lobo que llora antes de comer el cordero o el lobo que no lo hace? ~León Tolstói.
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—Te cambiaron por Barty Crouch Jr. ¿qué opinas de ello James?

La estupefacción que refleja el rostro de James resulta obvia, su mirada está perdida en recuerdos de un pasado lejano. El silencio que reino en la habitación provoco que la sonrisa que portaba el guardia se ensanchara, un gesto de superioridad, una falsa certeza de que acaba de propinar un fuerte golpe. La escena en curso fue cortada a casusa de la escandalosa carcajada que broto de James, ese simple acto cambio las reglas del juego.

— ¿Qué esperaban? —La curiosidad mostrada como un camuflaje a sus verdaderos sentimientos— Creo que no va asi, ¿Debería llorar o algo parecido? —La pregunta retórica saco del trance a los hombres de pie.

El joven frente a él congeló su sonrisa, siendo reemplazada por un gesto de molestia. Sin duda no era la reacción que esperaban obtener.

— ¿Acaso no te importa? —Un interrogante que no necesitaba ser respondido.

—Siguen sin tener idea de nada —menciono James entre risas.

Dumbledore observaba en absoluto silencio, sus planes alterados, y la verdadera cuestión escapándose. Lo que si noto es que esas risas de James eran nerviosas, si bien podía darle igual si su esposa lo engañaba, un detalle llegaba a molestarle o preocuparle.

James paseaba sus ojos recorriendo la habitación, en su mente formulando las posibilidades, considerando que más pudieron descubrir del pasado. Lo primordial siempre fue y será la seguridad de Harry, aunque no contaba con evidencia de que su hijo tenía la ayuda de su otro padre, lo esperaba de todo corazón. Pero aun asi era preferible mantener la conversación en terreno seguro.

—No puedo creerlo James. —El nombrado regreso su vista a los visitantes, el joven negaba con la cabeza—. Estabas enterado que esa zorra te engañaba, sino fuese porque Harry es prácticamente tu copia hasta dudaría que es tu hijo.

La reacción es instantánea, el tintineo de las cadenas queriendo romperse con el lastimero intento de levantarse por parte de James. Las risas del joven no tuvieron importancia, pues el peligro real lo mostraba el casi imperceptible rastro de magia que sintió James recorrer sus venas, el hecho le sorprendió, pero no dio signo de que algo más allá de la rabia pasara. La esperanza de escapar de su encierro hace años la desecho, con tantos intentos fracasados y su magia débil. Esa señal de que aún existía una pequeña posibilidad de recuperar su libertad y a su familia, le brindó un poco de alivio.

—Cuida tus palabras. —James se enfocó en su situación actual, la rabia creciendo, y esa chispa de magia apagándose, existió y eso le valía por el momento.

— ¿O que James? No seas ridículo, no puedes moverte, años encadenado.

—Basta —Grito Dumbledore haciéndose escuchar sobre la común pelea entre los dos magos—. Ves a buscar el horrocrux —Orden directa para el guardia, el sin estar de acuerdo asintió y dio la vuelta.

Lo saben, el pensamiento recorría a James, a quien ahora el miedo inundaba, la escalofriante idea de que uno de los secretos quedo al descubierto.

— ¿Te suena James? —Dumbledore lo miró, esos ojos azules manifestando que James estaba por presenciar un suceso que dolería—. Eres inteligente y perspicaz, no es un término nuevo para ti. —Aseguro Dumbledore con una sonrisa.

La respuesta de James murió en su boca, la encrucijada que vivía no contaba con solución. No fue necesario que dijera nada, pues el guardián regresó pronto, diversión bailando en su mirada, una advertencia de lo que se avecinaba, gritando peligro en su pose, una demostración de poder. James reconoció de inmediato el objeto de color dorado que traía en la mano, maldijo su suerte.

La Oscuridad del León Where stories live. Discover now