30 - Un juego peligroso

9.2K 1.1K 279
                                    

El hombre llega mucho más lejos para evitar lo que teme que para alcanzar lo que desea. ~Dan Brown.
———————————

—Bien hecho Severus —dice Dumbledore sonriendo mientras los dos hombres se acercan.

Severus no deja ni un momento de apuntarle a Regulus, ya está convencido de que el hombre tiene marcada la punta de la varita en varios puntos de su espalda. Apenas y se ha contenido de lanzarle un hechizo, quizás uno de su propia autoría, pero tampoco quiere ver la reacción de Dumbledore, no con tanto en riesgo.

—Ya puedes soltarlo —añade Dumbledore enojado ante la actitud del maestro de pociones.

—No sin que me entregue el antídoto —Severus se impacientaba, por primera vez en años sentía un miedo real.

—Muchacho no compliques las cosas.

—Haga lo que digo Dumbledore o Regulus no la contará —finalizó Severus con un tono de voz que aseguraba que si se atrevería.

—Dudo que quieras arriesgar la vida del niño por nacer —Dumbledore tenía una mirada de maldad con la que le dejaba claro a Severus que era quien colocaba las reglas.

— ¿Seré tío? increíble —Regulus se rio divertido de las circunstancias, entendiendo ahora las razones de Severus—, ¿Sirius lo sabe? —El mayor no respondió nada—, oh, no lo sabe, te das cuenta de que quedaste como un traidor frente a todos ¿No?

—Quieres callarte —espetó Severus y una maldición de dolor recorrió a Regulus, quien grito por la sorpresa.

—Eres un maldito —El menor se empezó a mover, y el hechizo de dolor aumento su intensidad, una advertencia de que se mantuviera quieto.

— ¡Basta los dos! —ordenó Dumbledore.

Regulus aprovecho el instante de descuido de Severus para aplicar fuerza en sus manos atadas enviando un golpe al vientre del mayor, sabiendo que este iba a proteger la zona y así él podría escapar, tuvo razón en todo.

—Imbécil —le grito Severus, pero no hizo amague de atacarle, en cambio se movió enfrentándose a Dumbledore—, Acabemos con esto.

—Estoy de acuerdo —respondió Dumbledore—, vete de aquí muchacho, los Weasley te esperan en su casa.

—Necesito una varita —El director sacó una de su túnica lanzándola a Regulus que desapareció enseguida.

Severus entonces se fijó en que la varita en la mano de Dumbledore era diferente a la que utilizaba frente a todos, por supuesto que tendría distintas varitas para lograr cometer atrocidades sin que le descubrieran.

—Entrégame los horrocruxes Severus.

Al hombre no le quedo otra opción que hacerlo, Nagini en una bola de cristal con sus colmillos afuera intentando escapar, también entregó la Diadema. Dumbledore recibió los horrocruxes encantado.

—Están incompletos —se quejó Dumbledore al percatarse de que faltaba el anillo, el horrocrux que él más quería, la piedra de la resurrección.

—No pude traerlo, Voldemort lo pidió minutos antes que logrará salir de la mansión, sería sospechoso que no lo entregará y liberar a Regulus fuese sido imposible.

El director furioso lanzó maldiciones hacia los árboles del bosque prohibido que los rodeaba, algunos de estos prendieron fuego.

—Te perdono solo porque harás otro encargo —el mayor le entrego a Severus un frasco con el antídoto.

No lo pensó llevando el frasco a sus labios, según sus cuentas le quedaban solo unos minutos, esa era la causa de su desespero. Dumbledore lo había engañado, depositando en una de las pociones que tomaba por su embarazo, otra que al contrario lo asesinaría en 24 horas, la única forma de evitarlo era entregándole los horrocruxes.

La Oscuridad del León Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora