₂₃.

1.1K 154 91
                                    

—Tienes que jurar que protegerás a Tweek. —Hellen sentenció con voz firme pero tenebrosa. Era capaz de llegar a cada parte de su ser.

No paraba de sudar y sentir una necesidad terrible de querer huir como pudiera. Más su cuerpo no respondía a pesar de que su parte racional le gritara a gritos que estaba en peligro.

—No es un pecador, jamás le ha hecho nada a nadie. Debes salvarlo, por favor te lo suplico.

A pesar de las palabras llenas de desesperación, lo que ocurrió anteriormente lo tenía completamente aterrado.

Volteo con la intención de aclarar lo sucedido con su hijo, no quería que malinterpretara las cosas pensando que él había dicho algo a Tweek. Más fue su sorpresa sentir un aura tan tenebrosa que le hizo temblar como nunca jamás.

Sabía que aquel rosario lo protegía, pero aun así se sentía tan vulnerable como si no existiera. Podía jurar como se le revolvía el estómago y unas ahorcadas como la primera vez que llegó a la Iglesia.

Hellen repentinamente mostró su verdadero aspecto.

Unas alas rojas que eran tan grandes que juro que tocarían el techo, aquellos cuernos sobresalientes como una aguja. Sus garras crecían tanto que sería muy fácil cortar a un humano sin necesidad de esforzarse. De tan solo imaginarse esa escena quería gritar por el miedo.

Cualquiera persona en su sano juicio escaparía pero Craig simplemente se mantuvo estático como si esperara que de un momento a otro le atacara sin preocuparse de dejar algún rastro.

Aquella cola igual a la de Tweek se deslizaba como si tuviera vida propia contra el suelo.

Sudo tanto que le surgió incomodidad en la frente por debajo de su chullo.

Jamás había visto a otro demonio.

Nunca se imaginó que podían llegar a ser tan aterradores.

—¿Y-yo...? —juró que su voz apenas salió de su garganta.

La castaña solo lo observó, como si estuviera esperando alguna reacción de él. Como un depredador estudiando a su presa antes de dar el primer ataque.

—Sí, tú. —ahora que lo notaba su voz se escuchaba distorsionada.

No sabía qué hacer, estaba empezando a entrar en tanto pánico que no se dio cuenta que retrocedió tanto que su espalda chocó contra la pared. Apenas la escalera estaba a algunos pasos de distancia pero era muy difícil dirigirse ahí sin ser atrapado.

Miles de dudas empezaron a cruzar por su mente, tanto que dolía de pensarlo. Cuando se sentía tan desesperado por escapar una sonrisa se dibujó en el rostro de Hellen.

—Pensé que escaparías. —Craig solo le miró con confusión, levantó su mano haciendo que sus uñas volvieran a su normalidad. —Lo siento, quería evitar hacerte pasar por este momento. —le señaló. —Aunque tienes un rosario no decidiste usarlo contra mí, aunque de todas maneras no sería capaz de hacerme nada más que ahuyentarme.

—¿U-usted solo quería... P-probarme? —dejó caer su cuerpo respirando con dificultad.

—Te estoy dejando en tus manos lo más apreciado que me queda. No estaba de más confirmar.

Pronto Hellen ocultó sus alas pareciendo una humana ordinaria. Pasó las manos al frente de su delantal.

Se arrodillo al frente de Craig para sostener su rostro haciendo que le mirara.

—Escúchame bien, si no fuera por mi esposo no confiaría en los humanos. Son tan repulsivos que me hacen querer vomitar. No son mejores que nosotros. —sonrío con ironía. —Pero, tú eres diferente. No delataste a mi hijo a pesar de ser un fuerte creyente.

𝐒𝐞𝐧̃𝐚𝐬 ¦ CreekWhere stories live. Discover now