𝟑𝟒.

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—Tweek, ¿a qué chica te referías cuando preguntaste sobre los demonios que nos persiguieron? —ya había caído la noche. Craig observaba el pequeño fuego de la vela moverse.

—Se llamaba Red, era una de las únicas integrantes del club de jardinería. También Damien estaba ahí junto a otros. Nunca le dije a mi mamá pero se terminó enterando y decidió sacarlos.

El azabache le observó. Estaba sentado en el suelo mirando un punto indefinido.

—Entonces tuviste un hermano...

—Nunca lo conocí, pero sí. Realmente mi madre nunca me hablo de él, ni siquiera como lucía. 

—¿En ningún momento pensaste en irte? Ya sabes, escapar.

—Sigo siendo muy cobarde. Aunque lo intentara no era capaz de sobrevivir por demasiado tiempo, tengo muchos problemas con mi transformación. No sé controlarlo.

Craig pensó seriamente sobre sus palabras. Sentía que era una situación por similar a la de Clyde, tal vez por esa razón ellos se llevaban tan bien.

—Eso ya no es así. Estamos juntos ahora. —sujetó su mano con seguridad. —No te niego que también tengo miedo, mucho de perder a las personas que son importantes para mí. Incluyéndote. —le causó vergüenza admitirlo en voz alta. 

Los ojos de Tweek le observaron intensamente. Casi que podía verlos de un tono rojizo por una cuestión de segundos.

—Tú también lo eres para mí. —se levantó sin soltar su mano. 

Estaba tan cerca que le causó nervios.

El sonido de un grito hizo que vieran hacia la puerta.

—Creo que ya ha comenzado. 

Revisó la hora en su celular. Faltaba poco de media hora para las tres de la mañana.

Craig no pudo dormir al igual que Tweek. Wendy a duras penas, Clyde lo logró ya que no había descansado bien desde hace días.

—Tweek, si sucede algo quiero decirte algo. No me gustaría volverme a arrepentir de algo otra vez. —el azabache le miró tragando saliva.

—Claro, aunque dudo que suceda.

Las manos empezaron a sudarle demasiado. Mordió un poco su labio.

—¡Chicos, pero que hermosa esta la luna hoy! —Kenny interrumpió el momento por completo.

El de gorro peruano no aguantó más. Le mostró el dedo medio.

—Pensé que éramos compañeros. No hace falta la agresividad. —sonrió.

—No me caes mal pero realmente en este instante puedo cambiar de opinión. —dijo Tweek siendo abrazado por el ángel. —Oigan, ya debemos irnos.

Se alistaron. 

—¿Qué pasara con los demás? —preguntó el diablillo.

—Nos seguirán después. Ya los desperté desde hace rato, estaban muy íntimos ¿No? —subió y bajó las cejas de manera picara. —Token y sus compañeros ya deben estar quitándonos la acción. 

Tweek en todo el camino tomó la mano de Craig.

El oji azul estaba pensando en cuando volvería Butters y si Tricia se encontraría bien.

Apenas al salir de los dormitorios todo era un completo caos. Fácilmente los demonios estaban en todos lados intentando llevarse la mayoría de niños que podían.

𝐒𝐞𝐧̃𝐚𝐬 ¦ CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora