₀₅.

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La noche era sumamente fría, un poco más de lo habitual. Los estudiantes restantes que disfrutaban del clima correteaban por los grandes jardines con los últimos rayos del sol que se lograban reflejar en los ventanales de la Iglesia. Las risas y conversaciones ajenas tenían parte de la atención de los superiores que vigilaban a los más jóvenes por si cometían alguna travesura o se les ocurría ir más allá de los límites señalados.

Ya era tarde. Solo era cuestión de tiempo para que los llamaran a entrar a sus respectivas habitaciones si se mantenían en los clubs como era la situación de algunos que se quedaban hasta tarde finalizando alguna labor. 

Ese era el caso de Wendy. Sus ojos se mantenían fijos en aquel gran libro de recetas, les había prometido a sus padres hacer unos cupcakes para mandarlos. Como consecuencia de su personalidad determinada, no iba a quedarse tranquila hasta memorizarla al revés si fuese necesario. Se hallaba sola, aunque eso poco le importaba. Normalmente se la pasaba en compañía de grupos pequeños y con eso le bastaba. Cerró aquel libro después de que sintió su vista decaer por el cansancio y seguido un estornudo debido al polvo que aún poseían las páginas.

Su vista se dirigió al reloj de manillas de la pared, 10:50. El tiempo se le había ido de las manos sin darse cuenta.

Dio un brinco en su sitio con angustia, ya que no quería lidiar con algún profesor que se topara por mala suerte y era peligroso que terminara tan tarde sola. 

Guardó sus cosas lo más rápido que pudo, acomodando todo para evitar evidencias de que alguien se encontraba a tales horas en el cuarto. 

Giró la manilla con lentitud, para evitar cualquier ruido y la cerró igualmente. La pequeña llave algo desgastada se movió hasta que un click se escuchó. Ya revisando que no hubiera nadie cerca de su posición se aferró a las tiras de su mochila y caminó a paso rápido hacía dirección de las habitaciones.

Apenas escuchaba sus propios pasos y su respiración que se volvía irregular por los nervios. Comenzó a notar como le ardían cada vez más las piernas al dar zancadas para llegar a su objetivo. En ese momento detesto que el club de cocina estuviese prácticamente en el otro lado del planeta.

En un segundo imprevisto, el viento se llevó su gorro y este viajó a un lugar indeterminado. Wendy no pudo contener un chillido del susto, y que sus manos tocaran la parte de arriba de su cabeza por inercia.

━¡Ay! ¡No ahora, por favor! ━a pesar de la poca iluminación, no le costó demasiado hallarlo por su color fosforescente. Terminó en el piso cerca de unos arbustos. 

Se acercó con sigilo teniendo mucho cuidado que no se terminara enredado con alguna rama. Lo limpió un poco, aunque ya inevitablemente por la tierra mojada el color ya se encontraba opaco.

Unos segundos después juró escuchar una rama siendo pisada, sus ojos parpadearon en la oscuridad y giró sobre su posición. 

Su respiración aparecía como humo al frente de su rostro, la mente de Wendy no tardó en alarmarse por completo. Quería pensar que aquello fue una creación de su imaginación o por el cansancio.

Tragó algo de saliva retrocediendo unos pasos, sus ojos violetas observaban a su alrededor incrementando su angustia segundo tras otro. Por alguna razón sintió la gran necesidad de esconderse, no entendía la razón, era como si una voz le alertaba con insistencia.

Poco a poco se adentró en aquel pequeño espacio. El olor a pasto, flores y tierra inundó sus sentidos. Su pequeño cuerpo quedo oculto fácilmente detrás de un pino, lo suficiente para que se pudiera asomar y observar lo que se encontraba al frente del camino.

Unas figuras poco a poco se distinguían a partir de sus sombras, apareciendo en dirección donde ella anteriormente había recorrido. Estás se detuvieron, mirando a su alrededor en busca de algo. Se aferró al tronco con fuerza siendo víctima del terror.

𝐒𝐞𝐧̃𝐚𝐬 ¦ Creekजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें