₀₉.

2K 296 96
                                    

Ahí se encontraba su único compañero de club. Todo estaba exactamente igual, exceptuando sus ojos de color sangre, aquellas singulares alas del mismo pigmento pero un poco más oscuras. 

Tweek observaba expectante la mano de Craig como si fuese la tarea más interesante del mundo mientras que él se mantenía quieto como una piedra.

A pesar de que le hablara, no parecía comprender lo que le decía. Era como si se le hubiera borrado la memoria por completo. Craig no comprendía el simple hecho de lo que estaba sucediendo, parecía ser otra de esos sueños extraños que logras entender.  

Se preguntaba si siempre el rubio fue de esa manera, pero de alguna forma lo lograba ocultar o era lo bastante distraído para ver las señales. En su mente razonaba. A simple vista no parecía ser tarea fácil esconder aquellas características debajo de una manta.

En ningún momento vio a Tweek como otra cosa que no fuese un humano, era consciente de que su manera de actuar era bastante particular. Hablaba lo necesario y se refugiaba en su mundo. Parecía estar siempre alegre, tanto como que nunca se cansaría de hablar sobre la naturaleza.

—¡Auch! —una de las uñas de Tweek rozó la piel del pelinegro, logrando hacer una pequeña herida. El diablillo se preocupó al instante, pero actuó de manera contraria. Alejándose de él. —O-oye... ¡Está bien! No fue tu culpa.

Parecía una contradicción ver una criatura tan imponente asustada de hacerle daño a un simple humano. Se encogió en la misma esquina donde había bajado como un gato asustado.

Craig confuso, se levantó para tomar una curita del estante. Había una pequeña caja con lo necesario para tratar heridas, era más que todo para Tweek que solía tratar a veces con tijeras por la jardinería.

—¿Ves? Ya está. —volvió al frente del rubio en cuclillas, mostrando como su mano estaba ahora con una linda cura de color azul celeste. Aquello no parecía funcionar para convencerlo, seguía con aquella expresión de miedo que no lograba comprender. Dio un suspiro, mirando hacia el suelo. —Quédate aquí, ¿de acuerdo? —le hizo gestos para intentar explicarle lo que intentaba decir logrando una reacción. 

Tweek señaló el suelo con uno de sus dedos. Entonces comprendió. Parecía entender el idioma de señas.

—Sí, aquí. —asintió con una sonrisa en su rostro, era como si estuviera descubriendo un nuevo mundo. Su estómago no tardó en revolverse por la emoción.

Buscó una de las varias tijeras  de jardinería que el rubio dejaba en la entrada del patio, ya estando nuevamente cerca otra vez, se dispuso a la tarea de cortarle las uñas. No fue algo fácil, estaban realmente largas y parecían ser muy resistentes. 

Las dejó lo suficientemente cortas para que no se lastimara.

Al transcurrir los minutos, el pequeño demonio miraba con más insistencia el ventanal mientras que Craig buscaba algún libro sobre el lenguaje de señas. Le pareció extraño que no se encontrara ninguno en la estantería.

Cerró la puerta de vidrio mientras pensaba en alguna manera de manejar la situación sin ser atrapado. No podía salir, era muy arriesgado. Tendría que esperar que de alguna el rubio volviera a su forma natural o tratar de comunicarse de otra manera. Se cercioró de que la puerta estuviera con seguro y se acercó al lado de Tweek. 

—¡Agh! —aquello lo hizo asustarse, ese grito tan repentino lo hizo subir la guardia. Se relajó al ver que su compañero intentaba de nuevo volar sin ningún resultado. Le había revisado, no tenía alguna herida o eso era lo que se veía a simple vista. 

Solamente descubrió su cola rubí que se movía de vez en cuando golpeando el piso de madera.

—Ya deja de hacer eso, vas a hacer que nos escuchen. —murmuró e hizo gesto de silencio, Tweek bajó la cabeza regañado. Tal vez se estaba aburriendo de estar tanto tiempo adentro de la habitación, pero era demasiado arriesgado si alguien lo veía. 

Observó el cielo, parecía ya ser el final de la tarde.

El atardecer se estaba haciendo presente, la mayoría de los estudiantes ya deberían estar regresando a sus habitaciones. De nuevo miró a Tweek que observaba a la misma dirección que él. Sus ojos no se veían para nada aterradores, eran fascinantes.

Sacudió su cabeza por lo extraño que le pareció su pensamiento haciendo que el chullo quedará desarreglado. No quería tratarlo como animal en una jaula. Sabía que Tweek se alegraría de estar antes de que anocheciera junto a las flores.

Colocó su chullo sobre la ajena para cubrir aquellos cuernos. Abrió con cuidado el ventanal, tendió su mano para que el diablillo la tomara. Este la sostuvo con tranquilidad y firmeza después de que se levantara del suelo.  

La brisa fresca les recibió haciendo mover su ropa en un leve compás, Craig decidió quitarse los zapatos antes para continuar con su exploración. 

Le parecía curioso ver a Tweek caminando con aquellas piernas tan particulares, olfateando cuando pasaban por varias plantas. Parecía que aún estaba familiarizado con las mismas flores que solía cuidar con esmero cuando compartían en el club.

Mientras continuaban con su pequeño paseo sin alejarse mucho de la entrada los ojos de Craig observaron aquel hueco de arbusto donde había sido empujado. 

Un escalofrío le recorrió el cuerpo dejándolo estático. No sabía cuáles eran sus intenciones en ese momento, ni que planeaba hacer en ese lugar. No parecía haber más allá que mera vegetación. 

No pudo evitar mirarle con confusión, si realmente no era consciente cuando tomaba esa forma. ¿Podría aun así recordarcuando se arrepintió de llevarlo a ese lugar?

Tweek se dio cuenta de que Craig dejó de caminar. Se giró a su dirección esperando que continuara. 

En ese momento, no sabía qué hacer. No tenía idea si estaba haciendo lo correcto, si estaba bien compadecerse de algo que probablemente termine haciéndole daño. 

Estaba traicionando todos sus ideales por un niño que acababa de conocer, lo correcto era decirle a algún adulto lo que estaba pasando. De todas maneras le beneficiaría haber hallado alguna bestia dentro de la Iglesia. 

La cabeza le dolía con insistencia, no podía si quiera plantearse la idea de que harían sus amigos. Sin duda ellos lo entregarían por sus experiencias pasadas. La muerte de la madre de Clyde y la posible desaparición de Wendy.

Tal vez estaba siendo egoísta, tenía que importarle. Eran las únicas personas que le brindaron su apoyo y consuelo además de su familia. Les estaría dando la espalda. 

¿Eso estaba bien? ¿Era la solución?

Un jalón le hizo salir de sus divagaciones, el rostro lleno de aflicción de Tweek le hizo reaccionar. Los ojos eran la entrada al alma, y los suyos no parecían estar corrompidos.

Craig sonrió, calmando a Tweek quien respondió de la misma manera para continuar con su recorrido.


𝟢𝟥/𝟣𝟢/𝟤𝟣: Capítulo editado.

𝐒𝐞𝐧̃𝐚𝐬 ¦ CreekWhere stories live. Discover now