₁₇.

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—Aléjate de mí. —esas fueron las palabras que expresó Tweek tras insistir en hablar con él. Aquella reacción lo dejó perplejo. Pensaba que si tal vez volvían a hablar podrían aclarar las cosas.

Se dio vuelta sosteniendo entre sus manos lo que eligió para comer esa tarde. Craig en reacción agarró su brazo evitando que se alejara.

Tweek paró de caminar, se dio cuenta como frunció la nariz y a la vez las cejas para encararle.

—¡Te dije que me dejes en paz! —aquel grito llamó la atención de algunos, haciendo que voltearan para ver la escena con clara curiosidad. 

El azabache entonces reaccionó mirando a su alrededor soltando la tela del suéter.

Los susurros y ojos acusadores le hicieron sentir cada vez más pequeño, más una mirada captó su atención entre la multitud. Se trataba de Hellen, quien estaba de pie cerca de donde se servía la comida. No pudo descifrar lo que su expresión quería decir, pero no le gustaba.

Huyó de la cafetería lo más rápido que pudo. 

No tenía algún refugio donde esconderse, no era como si pudiera volver a los brazos de su madre o hablar de lo que paso con su padre. Tampoco se encontraba su hermana para preguntarle que le pasaba, a pesar de que nunca le respondía. Sin darse cuenta, regresó al club.

Era el único sitio donde podía sentirse seguro irónicamente. Cerró la puerta tras de sí, escuchando como sus pasos hacían rechinar la madera.

Observó cada rincón, como si esperase que algo cambiara de repente. Similar a cuando abrías la nevera con la esperanza de que tu comida favorita apareciera.

Todo estaba en orden, justo como el primer día que llegó y conoció a su único compañero. El corazón empezó a acelerarse al quedar a un paso de la esquina donde vio a Tweek por primera vez en su verdadera forma. Las piernas le temblaron.

—Eres un tonto. Apareces como si no nada para salvarme la vida y... ahora a-actúas como si no me conocieras. —se agachó, sentándose sobre sus talones. —¿Qué se supone que haga ahora? —su voz tembló hasta el punto de escucharse como un susurro. De manera natural sus ojos empezaron a picar dejando caer un par de lágrimas.

Tocó su rostro, sin creer que de esa manera inesperada estaba llorando. Sus labios se cerraron sin pronunciar ninguna palabra.

Así se mantuvo en silencio, solamente escuchando como el viento movía las hojas de los árboles.

Fue entonces que miró por la ventana. 

Escuchó como alguien tocó la puerta.

Se asustó levantándose, observó la puerta como si eso fuese a comprobar que aquello fue simplemente algo creado por su mente. Más tensó el cuerpo de nuevo al escuchar como volvían a insistir.

—¿Craig? —era la voz de Wendy. Se acercó rápidamente y antes de abrir la puerta limpió su rostro con la manga de su chaqueta.

—¿Wendy? —se asomó encontrando los ojos de la azabache expresando preocupación.

—¿Puedo pasar...? Quiero decir, no quiero molestarte. —desvió la mirada.

—...Claro. —Wendy se sentó en una de las sillas, manteniendo sus manos juntas y evitando mirarle fijamente mientras él cerraba la puerta.

—Te estaba buscando, pensé que estabas en el dormitorio y no te encontré, entonces creí que estarías aquí.

—Lo siento, no quería preocuparte. —Craig mantuvo de pie al frente de ella. Sin embargo, sentía algo extraño en la actitud de su amiga. Parecía estar muy inquieta. No paraba de mover sus manos y pies. —¿Estás bien?

Wendy le miró, delatando su nerviosismo.

—Craig... —tomó aire. —Yo, realmente tengo que decirte algo. Pero, no sé si sea el momento adecuado y si te lo digo estarás en peligro... —suspiró. 

Siempre fue un niño impasible, más por las palabras de Wendy no pudo evitar sentirse asustado.

—¿Qué es lo que pasa? —finalmente hizo contacto visual con él.

—¿Recuerdas... El día que te desmayaste aquí? —asintió en respuesta. —La verdad nunca te contamos porque en primer lugar, cuando entré aquí... Había otra persona.

Craig apretó con fuerza los puños, sintiendo como el sudor caía por su frente.

No podía si quiera responder a lo que estaba confesando. Si lo hacía podría terminar arruinando lo que los padres de Tweek le habían confiado.

Wendy notó su reacción y dio una leve pausa para seguir hablando.

—No pude ver quien era, todo estaba oscuro y el apagón ocurrió antes de entrar a la habitación. Fue muy extraño, era como si supiera que estábamos afuera. Pero lo más raro fue que Clyde perdió la conciencia tras verle, pero yo me quedé de pie. La figura se fue y tras intentar que Clyde se despertara te vi acostado en el pasto.

Craig sintió en parte un gran alivio, parecía que no vieron a Tweek. Debieron habérselo llevado antes de que ellos llegaran.

—Solo quiero saber una cosa... —las palabras de Wendy lo sacaron de sus pensamientos. —¿Recuerdas haber estado solo?

—¿Qué? —aquella pregunta le sorprendió.

—Lo siento, no quiero que suene como si empezara a dudar de ti. Pero Clyde no recuerda nada de ese día, solamente el momento en el cual despertó y al verte intentó que reaccionaras. No importa cuántas veces le pregunte, no podía responderme que era exactamente lo que hizo antes de eso. E-entonces, aquella criatura lanzó algún tipo de hechizo para borrar la memoria... Más de alguna manera no me afecto. —mordió un poco sus labios. —No quería preocuparte porque parecías bastante abatido por lo que ocurrió y no quería forzarte; perdóname, solamente quiero conseguir respuestas al igual que tú. Si pudieras responderme estaría mucho más tranquila, por favor.

Al no obtener respuesta y ver la duda en los ojos del azabache Wendy sacó un collar por debajo de su camisa.

—Este amuleto me lo regaló mi madre antes de irme de la casa, es un ángel con un arco. Justo cuando aquel monstruo apareció pude jurar que brillo con mucha fuerza.

Craig observó de igual manera el rosario que le había dado Clyde en un intento para escapar de la situación. Más palideció al notar que este se encontraba roto.

Wendy entonces lo notó, levantándose de la silla estrepitosamente.


𝟢𝟥/𝟣𝟢/𝟤𝟣: Capítulo editado.

𝐒𝐞𝐧̃𝐚𝐬 ¦ CreekWhere stories live. Discover now