₂₆.

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Wendy se había ido a buscar sus pertenencias en el otro lado de los dormitorios. Tanto Craig como Tweek se mantuvieron callados en su espacio definido de la habitación.

Craig estaba en el medio, siendo una real ironía. No había mejor representación de lo que estaba pasando y como se sentía.

Estaba en un punto indefinido. Sosteniendo una gran abalanza que podía romperse con gran facilidad.

Quería acercarse a Clyde, pero él estaba lo suficientemente ocupado desempacando sus cosas de las maletas. Seguramente estaría organizando sus ideas. Mientras que Tweek ya había dejado sus pocas pertenencias en una esquina de la habitación.

Libros, una manta en conjunto de una bolsa de dormir verde, un block para dibujar y varios marcadores en el suelo.

Craig le había prestado su lámpara para que pudiera iluminar el sitio que ocupaba tras insistir que no tenía que dormir en el suelo, que podría usar su cama. Pero se negó.

Movió sus pies sintiendo un leve calambre tras estar tanto tiempo en la misma posición, fue entonces que dio un quejido al incomodarte el cabello sobre su frente.

Ya habían pasado varias semanas desde que no se cortaba el cabello. Y mucho menos tras el intento fallido de Clyde que casi lo deja como esas muñecas que venden en las tiendas de segunda mano que solo tienen dos mechones de cabello a cada lado de la cabeza.

Parecía que su acción llamó la atención del blondo que alzó la mirada.

Apenas reaccionó cuando algo le jaló del brazo.

—¿Q-qué? —apenas reaccionó. Sus ojos se quedaron estáticos en la espalda del rubio. Esté le sentó con determinación en el suelo para empezar a buscar algo en su bolso.

—Tu cabello es un desastre. —regañó con aquella mueca de disgusto que tanto extrañaba al darse la vuelta para verlo.

Por alguna razón se sintió incómodo y apartó la mirada.

Tweek se quedó detrás de él, quizás esperando alguna señal de aprobación de su parte. Craig se sintió tonto al no captar y se retiró el chullo para dejarlo sobre su regazo.

—¿No te quitas eso nunca? —la pregunta de Tweek no se la esperaba. La verdad es que no era algo que consideró desde el primer momento que su madre le regaló dicho accesorio.

—No. Me hace sentir protegido, ni siquiera cuando jugábamos entre todos en South Park era capaz de hacerlo.

Clyde escuchó parte de su conversación, sonriendo con algo de tristeza. Seguramente si se hubieran conocido antes probablemente hicieran un equipo invencible.

Sintió suma tranquilidad al sentir como el blondo peinaba su cabello. Le fue inevitable cerrar los ojos y respirar profundamente.

Pequeños mechones cayeron en el suelo.

No se dio cuenta cuando fue que terminó, ni mucho menos de la cercanía de Tweek hacía él. Cuando abrió los ojos el sentir la respiración del blondo chocando contra su mejilla se paralizó.

Tweek no era consciente de su mirada hasta segundos después que lograron hacer contacto visual. Tragó saliva en seco.

Quizás por vergüenza, los ojos de Tweek se desviaron a otro lugar.

Todo parecía detenerse por breves instantes, como si alguien tomase un reloj y lo hubiera detenido con sus propias manos. Hacía un calor abrumador, le incómoda la propia tela que llevaba puesta. Buscaba que los ojos verdosos volvieran a verle, como si estos de alguna manera le respondieran.

Se sintió raro. Empezó a extrañar las atenciones que tenía hacia él.

Aturdido, se levantó de la silla mirando hacia abajo.

—G-gracias. —dijo para alejarse. Caminó para ir al baño sin decir nada más. Recordando que estaba en la misma habitación en aquella puerta cerca de la salida.

Le había causado gracia que era una de los pocos dormitorios que tenía uno.

Y pensar que Clyde el primer día salió y uso el de afuera sin saber que estaba uno a unos pocos pasos.

Cuando cerró la puerta y encendió la luz automáticamente la voz de su conciencia empezó a torturarlo, se sentía culpable de dejarlos a los dos solos. No era la mejor idea de todas.

Se suponía que debería estar mejor. Habló sobre lo que estaba escondiendo por tanto tiempo, se sinceró primero con sus amigos que con su familia.

Por inercia sacó el teléfono de su bolsillo.

Había varios mensajes de Tricia.

Tan pronto como pudo abrió los mensajes, sintiendo pánico.

La enana de mi hermana:

Oye Craig, no contestaste mis últimos mensajes. Dime si sigues vivo.

Mensaje enviado hace 4 horas.

La enana de mi hermana:

Bueno, no pensaba decirte esto por aquí pero como te haces el interesante no me dejas opción. Ya gaste mis ahorros para ir.

Así que te espero para que vengas a buscarme en la parada del bus a diez minutos de la iglesia.

A Craig por poco se le caía el teléfono de las manos. Lo envió hace más de dos horas, debería estar llegando o peor aún, ya estaba esperándolo desde hace unos minutos.

Salió por la puerta tan rápido que asustó a los dos presentes, por poco se choca contra Wendyl que estaba a punto de entrar.

—¡¿Craig?! —a pesar de que le llamó no se detuvo. Salió de los dormitorios para llegar con rapidez a la salida. Se agachó para asomarse donde se encontraba el guardia de seguridad para solo percatarse que estaba dormido con la televisión encendida.

Puso los ojos en blanco observando las cámaras de seguridad.

—Oye... —sintió como alguien colocó la mano sobre su hombro. Volteo asustado para volver a respirar al tratarse de Clyde. —L-lo siento, te seguí porque te veías muy asustado.

—Perdón, es que... Tricia, está aquí. —intentó decir sin dejar que su mente se imaginara lo peor que podría pasarle a ella estando sola y desprotegida.

—Entiendo. Entonces ve, yo congelaré las cámaras de seguridad para que entren.

—¿Q-qué? ¿Sabes hacerlo?

—La verdad... No. —rió nervioso. —Pero vamos, no puede ser tan complicado. Debe haber un botón. —Craig dudo un momento. —¡Vamos, puede despertar!

El azabache asintió inseguro, caminó agachado hasta llegar a la reja donde estaba abierta.

—¿Es en serio? —bufó por lo bajo para mirar donde Clyde entró. Este alzó el pulgar.

Salió con brevedad para visualizar la parada del bus a unas pocas cuadras, rezaba que su hermana se encontrara bien y no le hubiera sucedido nada malo antes de que llegara.

Fue una eternidad, pero al ver su figura conocida sosteniendo las correas de su bolso detuvo su caminar a unos pocos pasos para recuperar el aliento.

El rostro confundido de Tricia lo recibió, estaba frunciendo levemente el entrecejo. Claramente no estaba contenta.

—Llegas tarde, tonto. —la verdad es que estaba mintiendo, apenas el bus la dejó tras pasar unos pocos minutos.

Craig abrazó a su hermana tomándola totalmente por sorpresa.


𝟢𝟥/𝟣𝟢/𝟤𝟣: Capítulo editado.

𝐒𝐞𝐧̃𝐚𝐬 ¦ CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora