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Al otro día Jisung permaneció en su casa como le habían recomendado. Los síntomas eran mucho más leves, pero aún se encontraba débil y un poco sensible. Por la tarde recibió la visita de su primo, trayendo consigo a los tres chicos con los que había compartido esa terrible mañana.

Jisung se ocultó bajo sus sábanas, el pudor que sentía era demasiado para verlos a los ojos.

—¿Cómo te encuentras Sungie? —preguntó Félix dulcemente, acercándose al borde de la cama.

—¡Agh chicos! no sé cómo pedirles perdón, de verdad lo siento —gimoteó enterrando su rostro entre sus manos para ocultar su vergüenza, pero el pecoso lo tomó de las muñecas suavemente obligándolo a mirarlo.

—Sungie no fue tu culpa, fue tu primer celo, te puedo asegurar que el mío fue mil veces peor ¿lo recuerdas Seung?

—Cómo no, no dejabas de tirarte encima de mí, creí que tendría que ponerte una camisa de fuerza —comentó el beta haciendo que todos rieron con el comentario, todos menos Changbin quien mordía su labio algo nervioso, y Jisung pudo jurar que se había sonrojado levemente.

—¿Cómo voy a volver al colegio después de esto? Todos van a estar hablando de mí —se quejó ante la idea de tener que afrontar el regreso.

—Mm no te mentiré, no pasaste desapercibido, pero si sirve de consuelo no eres el único que armó un escándalo ayer —le aseguró Hyunjin contemplativo.

—¿Qué... q-qué fue del omega? —balbució tratando de sonar desinteresado. Lo que Jisung verdaderamente quería saber era que había pasado con el alfa cuya mirada se dibujaba en su mente cada vez que cerraba los ojos, pero sabía que sonaría extraño preguntar por él.

—Está suspendido hasta la semana entrante —contestó Hyunjin un poco extrañado.

—¡¿Lo suspendieron a él?! —los cuatro chicos lo miraron sorprendidos. Había imaginado que el chico no podría asistir al colegio por unos días, hasta recuperarse de la paliza que había recibido, pero no que fuera quien recibiría el castigo.

—Pues era de esperarse ¿no?

Ambos se miraron confundidos, ¿acaso habían presenciado peleas distintas?

—Él está hablando de Kitae —intervino Seungmin acomodando sus anteojos —, Jisung creo que confundiste los olores, el que quedó inconsciente era un alfa y bueno el otro... el otro es Minho —explicó dudando un poco al decir las últimas palabras.

Jisung observó a los otros esperando que alguno lo corrigiera, pero todos asintieron confirmando lo que el beta decía.

En su interior su lobo daba brincos de regocijo, y recordó como en ese momento algo dentro suyo le había dicho que el aroma dulce y exótico que lo había enloquecido le pertenecía al pelinegro y sólo a él.

También resonó en su cabeza el hecho de que la apariencia del chico llamado Kitae no parecía en nada la de un omega, era grande, alto y de rasgos varoniles. Pero no había forma de que un omega hubiese sometido a un alfa de esa manera, quizás podría habérselas arreglado con un beta, pero ganarle a un alfa era imposible.

—Ese Minho... ¿era el omega? —formularon sus labios inconscientemente.

—Ah es... es algo complicado pero sí, en teoría lo es —contestó Hyunjin algo vacilante.

—No puede ser, no hay forma... destrozó a ese alfa, y su cuerpo...

—¿No parece el de un omega?, sí en eso tienes razón—dijo Félix — pero es así, él es el omega en celo que sentiste Sung. La verdad es que pensé que ya no lo tenía, se dice que ha tomado tantos supresores que bueno... —agregó dirigiéndose a los dos alfas mayores.

—Es cierto, no había sentido sus feromonas desde primer año —comentó Changbin desanimado —pero me alegra saber que todavía lo puede tener después de todo.

—¿Bin tú lo conoces? —preguntó Jisung sorprendido al ver la expresión afligida de su primo.

—Los dos lo hacemos, somos sus amigos, diría que los únicos—intervino Hyunjin —mira no sé muy bien que pasó, pero lo mejor es que lo olvides. Se que ayer no eras del todo tú mismo, pero te conviene olvidar que Minho es un omega.

Jisung abrió sus ojos de par en par, y giró su rostro hacia la pared molesto. ¿Acaso insinuaba que tenía algún tipo de interés por él? Hyunjin pareció advertir su recelo y agregó aun con el semblante serio.

—Sólo lo digo porque ayer no dejaste de gruñir hasta que se separaron.

—Quería pelear... e-era un gruñido de rabia —se defendió, pero ¿lo era?

Esa noche Jisung se fue a dormir convencido de que la pelea lo había incitado, que se había contagiado de ese ambiente agresivo y que su lobo sólo quiso imponerse dominante.

Ya dormido, apareció en sus sueños nuevamente la imagen del omega. Su cabello revuelto, el sudor cayendo por su frente, su mandíbula trabada en un gruñido, las venas de su cuello y de sus brazos latiendo con fuerza. Y el olor... ese olor desprendiéndose de su blanca piel de manera desenfrenada.

Y lo sintió, sintió su lobo gruñir por lo bajo, imaginando que Minho ya no lo miraba lleno de ira y dispuesto a pelear, sino que sus oscuros ojos negros brillaban anhelantes y se cerraban con fuerza en una mueca de placer.

Jisung despertó agitado, cubierto de sudor, su pecho bajaba y subía violentamente tratando de respirar. Fregó sus ojos tratando de quitarse esa última imagen y llevó su mano a su corazón que latía con vehemencia. Sus oídos zumbaban, pero aun así podía sentir como sus cuerdas vocales vibraban en gruñido de deseo.

Su lobo lo quería, quería a ese omega.

ROLLER COASTER - HANKNOWWhere stories live. Discover now