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Jisung sintió una leve presión en sus dedos, y se incorporó bruscamente para corroborar que Minho pestañaba lentamente, saliendo del sopor provocado por la anestesia.

—¿D-dónde estoy? —murmuró con la voz débil —¡¿Jisung?!

—Tranquilo, aquí estoy —aseguró el alfa acariciando su cabello para calmarlo, aún sin soltar su mano.

—¿Q-qué pasó? ¡agh! ¿qué es esto?

Minho soltó un quejido cuando intentó sentarse, sin tener en cuenta las puntadas que ahora yacían cerca de su ingle.

—Cuidado, no te muevas mucho ¿sí?

—¿Jisung qué me pasó? —insistió el omega ahora más alarmado.

—Tuviste una cirugía, p-pero estás bien ... tú apéndice, bueno tú apéndice explotó.

—¡¿QUÉ?!

—Pero estás bien Min, e-estarás bien ... sólo necesitas descansar ¿sí? —balbuceó Jisung sintiéndose un estúpido por no saber cómo tranquilizarlo, y deseando no haberle dicho a su madre que saliera a descansar un rato.

—¿Me operaron? —preguntó Minho para sí mismo, procesando lo que le decían.

—S-sí, ¿cómo te sientes? ¿te duele mucho? Yo... yo debería llamar a alguien para que te vea, pero... emm ¿puedes esperarme? ¡no, qué digo! no me iré, deja que piense.

Jisung era una bola de nervios, una que creyó que desaparecería una vez que volviera a ver a Minho despierto, sano y a salvo. Pero ahora que éste había recobrado el sentido se hallaba más inquieto que nunca.

Giraba su cabeza de un lado a otro tratando de descifrar cómo buscar a la enfermera sin tener que alejarse ni un centímetro de él, cuando sintió que sus dedos eran apretados nuevamente para llamar su atención.

—Sung...

—¿Eh? sí, perdón... aquí estoy ¿qué pasa? ¿necesitas algo? ¿tienes sed? debes estar sediento, t-te traeré agua... espera ¿puedes tomar agua? ¡qué digo! ¡¿tú cómo vas a saber eso?!

—¡Jisung! —exclamó Minho haciendo que éste, quien se encontraba en medio de un ataque de pánico, dejara de deambular de un lado a otro.

—L-lo siento, es sólo que... que estaba tan preocupado —admitió con la voz queda, volviendo al lado del omega para contemplarlo con angustia.

—Dijiste que estaba bien —susurró Minho arrugando la manta que lo cubría, cohibido por la confesión del alfa.

—¡Lo estás! lo estarás, me aseguraré de eso.

Minho levantó su vista para observarlo con sus enormes ojos negros, y Jisung sintió que al fin podía respirar de nuevo.

La puerta corrediza se abrió dejando entrar a la alfa, que traía consigo dos grandes vasos de café, y de cuyos ojos colgaban unas oscuras bolsas iguales a las que tenía su hijo.

—¡OH MIN! ¡YA DESPERTASTE! Oh cariño, estaba tan preocupada... si algo te pasara, pero ya estás bien, ¡oh mi niño bello!

La madre de Jisung besaba la frente y los cabellos de Minho con desesperación y alivio al mismo tiempo, sin reparar en la expresión arrebatada de su hijo ni en las mejillas ruborizadas del chico cuyo rostro acunaba con fervor.

—¡Mamá despacio! ¡recién lo operaron!

—Oh sí, sí, lo siento, es que me tenías tan preocupada, ¿cómo te sientes corazón?

—B-bien, un poco cansado.

—Claro que sí dulzura, pero pronto te sentirás mejor. ¿Hijo por qué no llamas a la enfermera?

ROLLER COASTER - HANKNOWWhere stories live. Discover now