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Una vez calmado, Jisung salió de la habitación dispuesto a abandonar la fiesta sin despedirse de nadie. Sólo quería llegar a su casa, acostarse a dormir y olvidar toda esa noche.

Caminó entre la oscuridad de los pasillos, cuando de pronto unos brazos rodearon su abdomen por detrás. Creyó perder la cordura cuando su nariz olfateó el intenso olor a chocolate que despedía la persona que se aferraba a su espalda y su cuerpo quedó inmóvil en el lugar.

—¿Q-qué haces? —formularon sus labios temblorosamente, incapaz de pensar con claridad.

—Por favor... por favor no te vayas —suplicó la voz acongojada del omega.

—Minho déjame, por favor... sólo vete.

—No puedo Sung, no puedo dejarte, no puedo dejar de pensar en ti.

Jisung suspiró angustiado al escuchar el susurro del omega y se preguntó si alguna vez volvería a ser capaz de respirar sin sentir un peso en su pecho oprimiéndolo.

Separó los brazos del mayor decidido a marcharse, pero en la penumbra pudo advertir el rostro embriagado de éste. Su nariz y sus mejillas estaba rojas, sus ojos entrecerrados y su aliento denotaba la gran cantidad de alcohol que había ingerido.

—¡¿Minho cuánto bebiste?! ¿y dónde demonios está Changbin, por qué te dejó solo?

Aún con todo el resentimiento que tenía hacia él, Jisung no podía evitar alarmarse al ver a Minho así. Quería irse de allí, pero sus piernas se negaban a alejarse de él, no cuando se encontraba en ese estado.

—Por favor, quédate conmigo —murmuró éste aferrándose a su cuello.

El alfa se estremeció al sentir como los labios del chico rozaban su oreja, amenazando con desmoronar la barrera que había intentado construir entre ellos dos.

—B-buscaré a Bin... t-tú quédate aquí.

—¡NO! por favor Jisung, por favor perdóname, yo... yo haré lo que sea, sólo perdóname.

—Minho no sabes lo que dices, estás borracho.

Jisung quería apartarse, pero las manos de Minho se agarraban desesperadas a su muñeca. Por otra parte, su lobo había comenzado a gruñir desquiciado en su interior. No entendía por qué, hasta que a lo lejos pudo percibir la miradas hambrientas que se posaba en el mareado omega.

Dos alfas lo veían con una sonrisa perversa en sus rostros, y eso fue más que suficiente para que el instinto de Jisung levantara su guardia. Su lobo se puso territorial y es su cabeza no había otra verdad que la que le decía que Minho era su omega y no dejaría que nadie se le acercase.

Tomó a Minho de la muñeca y lo arrastró fuera de la casa, sin que éste opusiera resistencia. Su alfa daba brincos de alegría al sentir el contacto con su omega, pero en su mente Jisung se debatía que hacer, algo sorprendido por la actitud sumisa del mayor, que en otro momento le hubiese gritado y soltado el agarre de un manotazo.

Intentó llamar a Changbin y Félix, pero ninguno de los dos contestaba su teléfono. A su lado, Minho tiritaba de frío, tambaleándose de un lado a otro, mientras él aún lo sostenía de la muñeca sin darse cuenta. Jisung se maldijo por lo que estaba por hacer, pero no veía muchas otras opciones.

—Vamos —ordenó fríamente al pelinegro, empezando a caminar a grandes pasos, haciendo que éste tropezara tratando de seguirle el ritmo.

—E-espera... ¿a dónde vamos?

—Te llevaré a tu casa —masculló mientras le escribía un mensaje a su primo diciéndole que Minho estaba con él junto a unos cuantos insultos.

ROLLER COASTER - HANKNOWWhere stories live. Discover now