6

496 62 6
                                    

Ya había transcurrido una semana desde aquel horrible lunes, y sin embargo el incidente todavía era el chisme en boca de todos. Todos tenían curiosidad por el nuevo estudiante que había perdido la conciencia por su celo. Pero para suerte de Jisung la mayoría parecía más interesada en saber que había ocurrido con el omega que le dio una paliza al brabucón de Kitae.

Jisung había tratado de no pensar en él, pero cuando el viernes por la tarde su primo llegó a su habitación cabizbajo, no pudo evitar preguntar que le ocurría. Fue así como supo que Minho y Changbin eran mejores amigos y se conocían desde los 8 años. Que Minho era hijo de dos alfas puros y que el hecho de ser un omega pesaba en él desde pequeño. Sabía perfectamente que su clase era una decepción para sus padres, un fracaso en el linaje familiar, y lo resentían por ello.

Minho entrenaba para ser tan fuerte y grande como un omega podía llegar a ser y desde su primer celo había comenzado a tomar suficientes supresores para hacer que su aroma fuese casi imperceptible. Había estado dos veces en urgencias por los efectos de las sobredocificaciones que consumía, pero aun así continuaba utilizando los supresores de manera excesiva, porque para él era más importante no parecer un omega que poner en riesgo su salud.

Changbin recordó angustiado como siempre lo habían molestado y como cuando crecieron los demás alfas comenzaron a buscarlo e insinuársele. Se había vuelto un juego, un premio a conseguir, competían por ser aquel que doblegara al rebelde omega.

Hyunjin y él eran sus únicos amigos, pero incluso con ellos ya no era el chico alegre y dulce que solía ser de pequeño. Con el pasar de los años se había vuelto alguien frío y distante, que no dejaba que nadie se le acercara.

—No quise hacerlo de verdad, pero en ese momento simplemente me salió —se lamentó al contarle como había usado su voz de mando con él —es lo peor que podría haber hecho Sung, no va a perdonarme nunca.

—Lo lamento Bin, es mi culpa que todo esto haya pasado.

—¿Por qué? Tu no hiciste nada Sung, fui yo.

—Te tuve preocupado todo el día, y... y si no hubieses estado conmigo en ese momento él no hubiese peleado con aquel alfa.

—No es tu culpa Sung —suspiró Changbin —fue un mal día para todos, que sus celos llegaran justo el mismo día fue... fue sólo muy mala suerte.

Aun así, Jisung no podía evitar sentirse mal. Quería ayudar a su primo, pero no sabía cómo. Ni siquiera sabía cómo iba poder pisar de nuevo el colegio, pero allí estaba. Era el lunes de la semana siguiente y ya no podía esconderse en su habitación.

Camino con la cabeza gacha tratando de pasar desapercibido, pero al doblar en una esquina chocó de frente con alguien. Antes de poder levantar la vista del suelo, Jisung olfateo el dulce aroma a chocolate y frambuesas y supo que había chocado con la última persona que deseaba cruzar.

—¿Por qué no te fijas por dónde vas? —le espetó fríamente el pelinegro.

—L-Lo lamento, no te vi.

El mayor resopló y se fue, empujando su hombro al pasar. Jisung quería alejarse de allí, sabía que debía hacerlo, pero en ese momento una idea pasó por su cabeza e impulsado por la culpa alcanzó al omega por el brazo y lo detuvo.

Minho se giró furioso, parecía listo para comenzar otra pelea,  por lo que Jisung embozó una tímida sonrisa y soltó su manga de inmediato.

—Espera, oye...mm ¿no has visto a mi primo? —Jisung no pudo evitar querer acercarse a él aun cuando sólo tenía esa patética excusa.

—¿Cómo diablos voy a saber eso?

—Oh claro, em no nos conocemos aun, soy Jisung, Changbin es mi primo.

—Pff... pues tu primo ya no existe para mí —bufó antes de seguir caminando. Jisung no desistió y lo siguió.

—Espera... por favor.

—¿Qué quieres? Déjame en paz — esta vez más irritado.

—El otro día...  y-yo quería explicarte — Jisung se arrepintió de haber seguido su impulso. Era un alfa, debía sentirse confiado, mostrarse seguro, pero allí estaba él, balbuceando nervioso ante el omega.

—Sólo mantente lejos de mí —le contestó Minho secamente y alejandose a paso apresurado.

Jisung no había logrado nada, hasta había empeorado la situación. Decidió dejar el asunto en manos de Changbin, tarde o temprano podrían solucionarlo. Por ahora lo mejor sería olvidar a Minho y enfocarse en él.

Los siguientes días transcurrieron con normalidad. Puso su mejor esfuerzo en mostrarse amistoso y amable e intentar que sus compañeros olvidaran esa terrible primera impresión que había dado. Se estaba llevando muy bien con ellos, los omegas de su salón era todos muy dulces y adorables y había otro beta a parte de Seungmin llamado Wonjin que lo hacía reír todo el tiempo. Incluso Sunwoo había resultado ser muy agradable y gracioso.

—Son todos tuyos —bromeó cuando los presentaron.

—¡Ey! Como puedes decirlo así... no puedes al menos fingir que te interesamos un poco —se quejó Félix con el alfa de cabello negro y ondulado.

—¡Sobre todo a él! Llévatelo, es demasiado trabajo —dijo riendo mientras abrazaba al pecoso quien se mostraba indignado.

Había pasado todas sus tardes con Seungmin y Félix y ya los sentía como sus mejores amigos. Changbin se había sentado con ellos en los almuerzos y aunque intentaba poner su mejor cara Jisung sabía que todavía estaba desanimado. Hyunjin trataba de hacer entrar en razón a Minho, pero al parecer éste era bastante obstinado y se negaba siquiera a escuchar lo que Changbin tenía para decir.

Jisung entendía perfectamente porque le había molestado tanto lo que había pasado, siempre había pensando que usar la voz de mando en un omega era algo bajo. Pero en este caso sabía que sólo lo había hecho para ayudarlo y evitar que se metiera en más problemas.

No quería ver a su primo mal, y no dejaba de sentir que en parte era su culpa. Pero no había mucho más que pudiera hacer. Un par de miradas frías por parte del pelinegro habían bastado para darle a entender que era la última persona en el mundo que quería que se le acercase.

ROLLER COASTER - HANKNOWWhere stories live. Discover now