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—Ey, ey Jisung, ¿Qué ocurre? ¿te duele algo? ¿estás lastimado? ¿QUÉ PASA?

Minho empezaba a preocuparse, el chico no parecía poder parar de llorar y la gente que pasaba por ahí empezaba a observarlos curiosos. Estaba atrayendo demasiada atención. Decidió que era mejor salir de ahí, así que levantó al alfa que se encontraba de cuclillas en el suelo y empezó a caminar guiándolo por sus hombros.

Luego de unas cuadras Jisung había dejado de llorar y sólo gimoteaba por lo bajo. ¡Vayá alfa! Minho pensó para sí mismo, primero se volvía una bestia y ahora lloraba como un niño. Ni siquiera él era tan inconsistente con su humor.

—G-gracias —murmuró el menor disminuyendo el paso.

—¿Mm? —Minho no entendía a que se refería.

—Tus feromonas, gracias, y-ya...ya estoy más tranquilo —dijo mirándolo con los ojos irritados y algunas lágrimas aun surcando su rostro.

Minho enrojeció. No sabía en qué momento había empezado a emitir involuntariamente feromonas para calmar al alfa, ni siquiera sabía que su cuerpo podía hacerlo después de tantos supresores.

—No sé de qué hablas —intentó negarlo, aunque era demasiado obvio.

—Hmm... okay —río Jisung por lo bajo secando su nariz, y la cara de Minho se coloreó aún más ante aquella sonrisa ladina.

Fregó su frente para intentar aclarar su cabeza, olvidando el corte que tenía en una de sus cejas, que hizo que soltara un quejido.

—¡AH!

—¿Estás bien? Déjame ver —Jisung lo tomó  con delicadeza del mentón, levantando su rostro para inspeccionarlo. Minho se ordenó internamente correr su brazo de un manotazo pero su cuerpo estaba inmóvil, limitándose a observar el perfil del alfa iluminado por las luces de la noche.

Sus ojos eran redondos como dos almendras, su nariz pequeña y sus labios rosados y abultados. Sus rasgos no eran los de un típico alfa, eran fuertes pero finos, sus mejillas eran regordetas pero su quijada era recta y marcada. Tenía una mirada cálida que hacía contraste con su ceño varonil.

Era una combinación extraña que lo reconfortaba y lo incitaba a querer conocerlo más. Nuevamente se sintió avergonzado y bajó la mirada al piso, ahora sí apartando la mano del alfa de su cara.

—¡Ya te dije que estoy bien! Y no necesitaba que te metieras...n-nadie te lo pidió, puedo cuidarme yo sólo —masculló intentado sonar seguro, sin éxito.

—¡Guau! Tú sí que eres un idiota... sabes, un simple gracias era suficiente, imbécil — Jisung se alejó irritado dejando a Minho aun con la boca abierta.

Nadie le había contestado así en mucho tiempo. Sus amigos siempre lo trataban como a una caja de cristal y las demás personas simplemente lo evitaban y hablaban a sus espaldas. Que lo llamaran imbécil en la cara lo había dejado pasmado.

Por lo general su orgullo lo hubiese empujado a seguirlo y empezar otra discusión, pero había algo cómico en el descaro con el que el alfa con cara de ardilla lo había insultado.

Minho emprendió el camino a su hogar a un tentado con la imagen del menor marchándose indignado. Fue cuando pasó por una vidriera iluminada que pudo ver su rostro con claridad, y supo que no podía regresar a su casa de esa forma si no quería problemas.

Tenía un corte en la ceja y otro en el labio, su nariz había sangrado y su ojo izquierdo estaba casi cerrado por la hinchazón. Eso sin contar que ya ni caminaba, sino que arrastraba su cuerpo cojeando, con una mano sosteniendo sus costillas.

Podía imaginar la mirada asqueada de su padre y la expresión de decepción en su madre. El inútil omega de su hijo nuevamente había sido apaleado por un alfa y unos patéticos betas.

Instintivamente tomó el teléfono para llamar a Changbin, pero entonces recordó que no le hablaba. Quizás había exagerado un poco, pero su pecho aún se oprimía al recordar la voz de su amigo resonando en sus oídos. Nada le recordaba más su posición de omega que esa estúpida voz, y él lo sabía.

Intentó con Hyunjin pero este no contestó. Ya era tarde, y aunque odiaba reconocerlo, era algo peligroso para él estar en las calles solo y en esa condición. Entró en una tienda para comprar algo frío que aliviara los golpes de cara y sentó en una de las mesas que había afuera pensando que hacer esa noche.

Podía llamar a otro de sus compañeros, pero no creía que lo fueran a recibir muy bien, podía esperar a Hyunjin aunque seguramente éste no miraría su teléfono hasta el otro día, o podía tragarse su orgullo y llamar a su mejor amigo, quien sabía que llegaría al instante.

Llevaba dándole vueltas al asunto varios minutos, mientras sostenía una bolsa de verduras congeladas en su mejilla, cuando sintió dos aromas conocidos acercándose.

—¡Ahí está! ¡Te lo dije! —escuchó la voz grave de Changbin detrás de él y a su lado, sosteniendo una lata de refresco también sobre su cara, Jisung —Minho, ay Minho ¿qué te han hecho? Joder, mira como tienes la cara, es mi culpa, si Jisung no hubiese estado ahí...

Minho no supo si fue por la expresión afligida de su amigo, cuyos ojos brillaban angustiados, si era el frío que tenía y que hacía que todos los golpes que había recibido se sintieran cien veces peor, o si era porque ya había perdido todo control sobre sí mismo de tantos supresores, pero comenzó a llorar como un niño.

Gimoteaba, moqueaba y se ahogaba con más llantos. Los dos alfas lo observaban perplejos sin poder emitir una palabra. Changbin buscaba por cada centímetro de su cuerpo una herida que estuviera ocasionando semejante dolor, sin saber realmente que hacer, y Jisung se había acercado lentamente dudando si tocarlo o no.

—Minho ¿qué ocurre? ¡me estas preocupando en serio! —preguntaba Changbin alarmado.

Pero Minho no podía formular las palabras, y aunque pudiese no sabría que decir pues ni el entendía que le pasaba. Intentaba calmarse, pero cada vez que lo hacía comenzaba a sollozar más fuerte.

Se cubrió el rostro con las manos, apoyando los codos en sus rodillas y meciéndose, pero las lágrimas no dejaban de caer. Pensó que perdería la conciencia de tanto hiperventilar, pero en ese momento la suave mezcla de almendras, madera y whiskey de Jisung se abrió paso por su congestionada nariz.

Levantó un poco la vista para encontrar al alfa arrodillado ante él, mirándolo serenamente mientras acariciaba su cabello. Su lobo se regocijo ante el contacto, y Minho aceptó que finalmente había perdido la cabeza cuando sus brazos se extendieron suplicando un abrazo, hundiendo su rostro en el cuello del alfa una vez que éste lo rodeó por la cintura.

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Bueno llegamos al final de la primera semana, y estoy muy contenta porque pudo subir un capítulo por día, veremos cuanto dura esta racha 😅. Veo que algunas personitas estuvieron leyendo y me hace re feliz, así que gracias ❤

Espero que les esté gustando, todavía se vienen muchas cosas, recién empezamos! 💪 💪

Bueno, los dejo, un beso enorme y buena semana. Cuídense,

Nana.

ROLLER COASTER - HANKNOWWhere stories live. Discover now