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¿Qué demonios era eso? Entendía que Changbin aun fuese su amigo, pero desde cuando Félix era tan cercano a él.

Aun a la distancia podía ver como los dos omegas hablaban entre ellos, sin una pizca de incomodidad. Ahora sí estaba molesto con el rubio, por lo menos de él esperaba un poco de lealtad.

—¿Ese es Minho? —oyó cómo uno de los amigos de Sunwoo le preguntaba al oído.

—E-eso creo...es raro, nunca viene a fiestas.

—Lo sé, pero ¿verdad que se ve bien? Es decir... como un omega ¿no?

Jisung sintió su sangre hervir y un fuerte deseo de empezar una pelea con alfa llamado Yunho lo invadió, pero se contuvo.

Era cierto, Minho se veía... distinto. Sus rasgos lucían más delicados bajo las luces azules y rosadas de la fiesta. Traía puesta una camiseta blanca holgada, que dejaba ver sus clavículas, y  unos jeans sueltos y rasgados. Su cabello estaba ondulado y algo mojado, cómo si recién hubiese salido de la ducha, y todo el aspecto lo hacía lucir... simplemente perfecto.

Pero sobre todo su semblante era otro, ya no tenía esa mirada irascible pero confiada con la que solía dirigirse a todo el mundo. Sus ojos brillaban con la misma intensidad de siempre, pero con suavidad y mansedumbre.

De hecho, parecía un poco desorientado en medio de toda la gente, lo que le daba un aire inocente que sólo había visto algunas veces cuando estaban solos.

Jisung sintió su mandíbula tensarse. A pesar de todo lo que su cerebro le decía, su cuerpo no podía evitar reaccionar de aquella forma ante el omega. Era patético, aún se derretía por dentro con la mera presencia de Minho. Quería correr hacia él, acariciar su cintura, hundir su nariz en su cuello y respirar esa fragancia que su cuerpo tanto añoraba.

Pero no importaba lo que su instinto le ordenase, Minho era historia para él. No era más que otro de esos tantos estudiantes desconocidos, debía convenserse de eso. Si su primo y Félix querían pasar su tiempo con el omega entonces no contarían con él esa noche.

—¿Sungie todo bien? —oyó el susurro de Wonjin en su oído y pudo sentir como éste rodeaba su cintura por detrás, apoyando su mejilla en su espalda.

Algo en el tacto del beta lo calmó, pero a la vez despertó al alfa en él, que se encontraba furioso.

—Un día me voy a cansar de tus juegos Wonnie ¿qué harás entonces? —masculló, y su voz salió ronca tomando al beta desprevenido.

Se había girado para acorralarlo contra la pared, acercándose a su cuerpo. Pensó que eso bastaría para que el chico dejara de hacerse el listo, pues últimamente le había dado demasiados privilegios. Pero los ojos de Wonjin lo contemplaron intimidados sólo por unos segundos, pues rápidamente una sonrisa confiada se dibujó en su rostro y esta vez fue éste quien se acercó aún más.

—Espero que lo hagas —murmuró en su oreja y Jisung sintió un cosquilleó recorrer su cuerpo.

¿Acaso hablaba en serio? Siempre bromeaban de esa forma, pero para este punto alguno de los dos se echaba para atrás.

Jisung no lo podía negar, se sentía atraído, pero también fastidiado, frustrado, aturdido por su lobo que vociferaba en su cabeza, atormentándolo para que fuera detrás de Minho. ¿Por qué no lo podía dejar en paz?

Necesitaba desquitarse, olvidárse de él. Y allí estaba su amigo, luciendo tan lindo como cualquier otro omega, mostrándose seguro, relajado, sin reparar en nadie más.

La cercanía de sus cuerpos, la música y la agitación que se respiraba en el aire, no lo dejaban pensar, y no fue hasta que escucho los festejos emocionados de sus compañeros, que cayó en la cuenta de que se estaba besando con Wonjin, y de una manera para nada inocente.

ROLLER COASTER - HANKNOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora